Durante los últimos meses y fruto de la situación de emergencia sanitaria, miles de personas han pasado a engrosar las listas del paro y otros tantos empresarios se han visto obligados a cerrar parcial o totalmente sus negocios. Un contexto de incertidumbre que, según los datos que maneja Acierto.com, tampoco ha favorecido al emprendimiento. La pérdida de ingresos en las familias, la falta de un horizonte claro a nivel social y empresarial, y las dificultades de financiación no han ayudado. Sin embargo, existe un colectivo que lo tiene todavía más difícil: el de las mujeres.
Y es que la coyuntura generada por la COVID-19 ha provocado que se reduzcan las oportunidades y que aumente la brecha. Uno de los factores más importantes tiene que ver con la reincorporación a la actividad tras el confinamiento domiciliario pues, por desgracia, son ellas las que continúan asumiendo en gran medida el cuidado de los niños y mayores. De hecho, Acierto.com observa que hasta principios de marzo, justo antes de que se decretase el estado de alarma, las mujeres lideraban el crecimiento de autónomos en España.
Ellas se sienten más frenadas a la hora de emprender
A esto hay que añadir otras consideraciones. Entre otros, que ellas se sienten más frenadas que ellos a la hora de emprender: el 45,8% considera que hay oportunidades para hacerlo, frente al 39,2% de mujeres. Pero no es la única diferencia. Las mujeres también confían menos que los hombres en sus habilidades para lograrlo.
Dicho lo cual, encontramos que, a pesar de que las mujeres representan el 51% de la población, solo 1 de cada 5 negocios emergentes en España están liderados por una de ellas. Y que el perfil tipo de emprendedor en nuestro país es el de un hombre (81%) con estudios universitarios técnicos y que ronda los 35 años.
Por fortuna, durante los últimos años sí se ha observado un crecimiento de los negocios liderados por mujeres -la brecha se ha reducido un 5%-. Aquí, además, hay que añadir un mérito más: tienden a emprender solas con más frecuencia que los hombres. Lo hacen el 62% de ellas frente al 26% de ellos. Los sectores con más presencia de mujeres emprendedoras son la moda, el ocio, la cultura, la salud y la robótica.
Sin embargo y tal y como indica Acierto.com, el 54% del emprendimiento femenino está liderado por el emprendimiento rural, frente al 30% del emprendimiento urbano. Unas diferencias que en definitiva podrían agrandarse todavía más en estos tiempos.
La motivación de las mujeres emprendedoras
Es interesante observar cuáles son las razones para emprender. En el caso de las mujeres rurales, 8 de cada 10 lo hacen para disponer de servicios que cubran sus necesidades y las de su entorno. Pero también hay otras razones: en el caso de la mujer, emprender cuenta con un significado social, si lo comparamos con los hombres. Es decir, hay un objetivo de tener mayor independencia y estatus.
Entre sus rasgos destaca la asunción de riesgos, el carácter positivo, las motivaciones personales relacionadas con conocimientos del sector, la creatividad, habilidades sociales y proactividad, las habilidades de gestión, etcétera. Además, el 60% considera que el emprendimiento es inspirador, el 38% lo tilda de empoderador y el 36% indica que podría cambiar su vida.
Con todo, hay que comentar que las mujeres se muestran más precavidas que los hombres. El 73% considera la estabilidad financiera como algo fundamental, y hasta el 57% cree necesario tener conocimientos financieros o empresariales. El asesoramiento es otro punto recomendable. Curiosamente, en la práctica 7 de cada 10 hombres acuden a servicios de apoyo al emprendimiento, mientras que solo el 30% de ellas lo hacen. Otro dato curioso es que a pesar de que ellas consiguen un mejor rendimiento en sus inversiones, tienen acceso a menos financiación.
El factor social del emprendimiento femenino
También se observa, en el caso de las mujeres, un factor de necesidad, frente a un factor de oportunidad en el de los hombres. Algo que está también relacionado con el llamado techo de cristal al que se enfrentan muchas de ellas. Tal es así, que el perfil de emprendedora es el de una mujer de entre 35 y 44 años, que busca alternativas al mercado laboral en un 41% de las ocasiones. La búsqueda de conciliación y flexibilidad son otras de sus ambiciones.
Consideraciones para emprender
Dada la situación actual, otro punto crucial es tener en cuenta no solo lo que cuesta poner en marcha el negocio, sino también los gastos que supondría tener que cerrarlo. Aquí se aprecia un cambio de mentalidad, si comparamos la actitud de quienes emprenden ahora y quienes lo hacían antes de la crisis del coronavirus.
El comparador Acierto.com también recomienda contar con un seguro de Responsabilidad Civil que proteja al emprendedor y a su negocio frente a posibles reclamaciones y daños a terceros. Esto, por ejemplo, cubriría el accidente de un empleado dentro del negocio, los desperfectos causados a un cliente, e incluso la indemnización y gastos de defensa en muchos casos.
En caso de disponer de una oficina sería interesante contratar una póliza que cubra los ordenadores y el mobiliario. También puede ser interesante disponer de un seguro de autónomos que responda en caso de baja, y que garantice unos ingresos al afectado en caso de accidente o enfermedad. La cobertura de lucro cesante o pérdida de beneficios es, asimismo, muy conveniente; sobre todo en estos momentos de incertidumbre económica. Esta se hará cargo en caso de pérdida de rendimiento a causa de una interrupción temporal o parcial de la actividad.
El apoyo gubernamental, los programas de mentoring liderados por mujeres, la mejora de las comunicaciones y la creación de círculos específicos son algunas iniciativas clave también.
Imagen de Alejandro Piñero Amerio en Pixabay