En una situación como la actual, con tasas de desempleo que todavía se encuentran muy elevadas, donde las ofertas de empleo, aunque empiezan a asomar, aún no “fluyen” como en los momentos previos a la crisis, donde las empresas han incorporado nuevos canales a la hora de reclutar candidatos, donde las RRSS han adquirido un papel de “protagonista” (han venido para quedarse), donde las herramientas han ido deviniendo más específicas,….., la figura del Orientador Laboral -como especialista- , aunque desconocida por muchas de las personas que se encuentran en búsqueda de empleo, poco a poco ha ido ganando adeptos.

Conozcamos un poco más sobre esta figura…

Según la OCDE la orientación profesional se refiere a las actividades dirigidas a ayudar a las personas de todas las edades, en todos los momentos de su vida, a tomar una decisión sobre educación, formación y profesión y a gestionar su trayectoria profesional. La orientación profesional ayuda a los individuos a reflexionar sobre sus ambiciones, sus intereses, su cualificación y sus capacidades. La idea pasa por tratar de ofrecer apoyo, por acompañar, por escuchar, por motivar pero, sobre todo, por EMPODERAR a la persona que se encuentra frente a una situación nueva, como es la de estar en desempleo (algo muy distinto a estar parado o inactivo) tratando, en la medida de lo posible, de que dicha situación de incertidumbre se pueda percibir, también, como una situación de oportunidad. Según Aprodel (Asociación de Profesionales del desarrollo local) podemos definir la orientación profesional de una forma amplia como la ayuda prestada a una persona para resolver cuestiones referentes a su vida profesional, teniendo en cuenta sus características personales, y las necesidades y perspectivas socioeconómicas de su entorno.

En cuanto a las Competencias de los Orientadores y, según establece el Ministerio de Educación de  Chile, 2010, los Orientadores han de estar dotados de las siguientes:

  • Comunicación: escucha a otros mostrando interés en mantener una interacción, demuestra apertura para compartir información y conocimientos, adapta su lenguaje en función de quienes son sus interlocutores.
  • Trabajo en equipo: trabaja en forma colaborativa con colegas para lograr los objetivos, solicita opiniones valorando genuinamente las ideas y conocimientos de otros/as; antepone la agenda del equipo a la personal.
  • Capacidad de planificar y organizar: plantea objetivos claros, consistentes con las estrategias, identifica funciones prioritarias, realiza una asignación eficiente de tiempo y recursos, monitorea las acciones emprendidas.
  • Innovación y creatividad: busca de manera activa mejorar lo que realiza, desarrollando opciones nuevas para mejorar, corre riesgos calculados en las acciones nuevas que desarrolla, se abre a nuevas alternativas para hacer las cosas.
  • Compromiso con el aprendizaje continuo: se mantiene actualizado/a con los nuevos desarrollos de su profesión y especialidad, busca activamente desarrollarse a sí mismo/a en lo personal y profesional, contribuye al aprendizaje de sus colegas y de otros agentes de la comunidad, muestra disposición para aprender de otros/as.

Unido a lo anterior y, en función del entorno en el que nos movemos, no se entiende la profesión de Orientador/a sin unos conocimientos sólidos en TIC’s que le llevan a estar al día, entre otras, de las siguientes competencias: entender los códigos de comunicación de contextos digitales; filtrar la información; participar en entornos virtuales; compartir en la red; editar contenidos en entornos digitales, tras crearlos; gestionar identidades digitales; comprender aspectos vinculados a seguridad, privacidad y ética; trabajar de manera colaborativa y ser capaces de realizar aprendizajes con (y de) las nuevas tecnologías (ver más: evaluación de competencias digitales conecta 13)

Entonces, ¿en qué me puede ayudar un Orientador/a?

Se trata, sobre todo, de una atención personalizada -alejada de recetas tipo café para todos- en la que  el binomio Orientador-Orientado trata de diseñar y poner en práctica un plan que acerque a la persona que está en desempleo, lo más posible, a sus objetivos profesionales. Se basa en una relación de ayuda en la que el Orientador trata de gestionar expectativas estimulando el empoderamiento del Orientado y dónde el acompañamiento, la escucha activa, la motivación,…, son recursos de uso habitual. Así mismo, puede darme respuesta a las siguientes cuestiones: ¿cuáles son los sectores con más salidas laborales?, ¿cómo está el mercado laboral de mi entorno?, ¿cuál es el modelo de CV más adecuado para cada oferta?, ¿cómo comportarme de manera adecuada en una entrevista de trabajo?, ¿a dónde he de dirigirme al finalizar mis estudios?, ¿cómo puedo lograr información sobre empresas y bolsas de empleo de mi región?, ¿dónde puedo encontrar ofertas para trabajar en el extranjero?, ¿dónde puedo estar al día de las oposiciones que salen?, ¿he de utilizar una estrategia para buscar empleo?, ¿tengo que continuar formándome?, ¿dónde?, ¿en qué me puede ayudar una ETT?, … Si queremos hilar una poco más fino, los servicios con los que me puedo topar cuando me acerco a un servicio de orientación, podrían no estar muy alejados de los siguientes:

  • Diagnóstico de empleabilidad: el Orientador, a través de entrevistas irá recopilando una serie de datos que le ayudarán a hacerse una idea -más o menos objetiva en función de las herramientas de las que disponga- de la situación en la que se encuentra la persona orientada y del nivel de empleabilidad que presenta.
  • Diseño del perfil profesional: en función de nuestra formación, experiencia, competencias, habilidades,…, y teniendo en cuenta las características del mercado laboral actual, trataremos de diseñar un perfil que se adapte lo más posible a la persona orientada, un perfil en el que se sienta reconocido. Aquí pueden asomar ya las primeras necesidades de cualificación, recualificación, formación, etc. Quizás y sólo quizás, tengas que seguir dedicándote a una profesión que no sea la que realmente te motiva, mientras sigues trabajando -por ejemplo, formándote- para acercarte a aquello a lo que realmente te quieres dedicar.
  • Definición de un objetivo profesional: existen distintas herramientas, basadas en respuestas a una serie de cuestiones, que ayudan al equipo Orientador-Orientado a establecer un objetivo hacia el que enfocar la búsqueda de empleo. Tanto si se busca un primer empleo, se quiere cambiar el que ya tenemos, queremos mejorar, autoemplearnos,…, estaría bien establecer un objetivo hacia el que caminar, habida cuenta de que el trabajo posterior irá encaminado hacia el logro del mismo. Si no tienes claro y definido tu objetivo, posiblemente te pierdas, posiblemente deambules sin rumbo, posiblemente vayas perdiendo motivación y, tu iniciativa -si ya la tenías bajo mínimos- decaiga poco a poco.
  • Diseño de un itinerario de inserción: ya conozco hacia dónde quiero encaminarme, soy consciente de mis fortalezas, de lo que tengo, de lo que me falta, de lo que necesito, de dónde buscarlo,… Se trata de establecer el trayecto -a revisar de manera continuada- que me habrá de acercar a mi objetivo, a través de una serie de acuerdos Orientador-Orientado, que tendrán que ir cumpliéndose. Hay que perfilar la estrategia más adecuada en cada caso -es más cuestión de calidad que de cantidad, en la búsqueda de empleo-.
  • Puesta a punto de las herramientas: CV, carta de presentación, perfiles en las RRSS, portales de empleo -otros recursos de empleo-, marca personal -recuerda que tú eres tu marca (Yo S.L.), que has de empezar a “construirla” cuanto antes y que para ello podrías comenzar por una serie de cuestiones básicas: ¿cuál es mi objetivo?, ¿cuál es mi misión? (¿qué hago?, ¿cómo lo hago?, ¿por qué y para qué lo hago?, ¿qué aporto?, ¿qué me motiva a hacerlo?), ¿dónde y cómo te ves en unos años? (visión) y ¿qué te define? (sello personal, lo que imprimes a lo que haces). En esta fase no hemos de olvidar un punto importantísimo de nuestra estrategia como es el de crear una sólida red de contactos: es vital tener ubicadas tanto a la empresas como a los profesionales de RRHH -o a trabajadores que nos puedan servir de ayuda- del sector profesional en el que nos queremos mover. Como siempre, el establecimiento de la red ha de combinar canales 2.0 -Linkedin, webs de empresas, etc.- con canales 1.0 -asistir a eventos, estrechar manos, etc.-.
  • Formación: ligada, sobre todo, a dotar de herramientas, habilidades y técnicas que faciliten la búsqueda de empleo.
  • Evaluación del proceso: aquí me toparé con una ayuda que me dé pistas sobre si mi estrategia es la adecuada, si mis perfiles en las RRSS se ajustan a los requerimientos del mercado, si estoy siguiendo y adaptándome al plan previsto, si he de modificarlo, si he de continuar con otra formación,… No estaría de más recordar que si quieres obtener resultados diferentes, has de provocarlos haciendo cosas diferentes. Acércate y pregunta a aquellos que ya han logrado lo que tú quieres alcanzar, y aléjate de aquellas personas que no te ven con otros ojos, que no te imaginan pudiendo hacer otra cosa. ¡Cambia de “consejeros”!

Amén de lo anterior, no nos podemos olvidar de que estamos en la “era 2.0”, una era en la que términos como el networking, headhunter, aportar valor, diferenciarse, redes sociales, CV 2.0, gestión del talento, marca personal y un largo etcétera, son moneda de cambio habitual, una “era”en la que es la persona en desempleo la que ha de convertirse en verdadero protagonista de su proyecto profesional -el Orientador “sólo” acompaña-, aprovechando todas las posibilidades que le ofrece la web 2.0 -evidentemente como complemento de los canales off line tradicionales- para acercarse a las empresas, “trabajar” su marca personal, diferenciarse, interactuar, demostrar su propuesta de valor,…, en definitiva tomar las riendas, “estar al mando”, liderar su proceso de búsqueda de empleo -un proceso que, en la medida de lo posible, aunque basado en estándares cualitativos, también estaría bien que se aproximarse a nivel cuantitativo a una jornada laboral común-.

Recuerda que tu Orientador, Facilitador o Coach, como ya he mencionado, ha de acompañarte en el proceso, un proceso que ha de adecuarse a ti -como un guante-, elaborado con una estrategia y empleando una terminología que tú entiendas, con ejemplos concretos, con objetivos intermedios medibles y alcanzables -has de sacar algo en claro tras cada sesión-. ¡Aléjate de los que no venden más que humo!

¿Dónde se esconden los Orientadores Laborales?

He trabajado de Orientador Laboral en los últimos años, una profesión en la que no siempre queda claro cuáles son las funciones y tareas que se han de desempeñar. ¡Las dudas son razonables! “Qué me va a enseñar a mí un Orientador”; “yo ya sé hacer un currículum”;”a mí no me sirve de nada, total si no hay trabajo”, y un largo etcétera, son expresiones habituales que, en múltiples ocasiones, sólo se basan en el desconocimiento en torno a un colectivo que agrupa a profesionales con perfiles diversos y que, en muchas ocasiones, no tienen mucha interacción entre sí. Sin ánimo de realizar una revisión exhaustiva -cometido, por otra parte, al margen del presente escrito-, sí me gustaría dejaros con una pequeña recopilación de sitios web ligados tanto al empleo como a la orientación profesional que, quizás, nos den alguna pista de por dónde y en qué andamos los Orientadores:

fuente: lanuevarutadelempleo.com

AGRADECIMIENTOS A MAXIMO PEÑAS BAUTISTA @MaxiPenas del que todos los días como compañero de profesión aprendemos.

http://www.lanuevarutadelempleo.com/Noticias/buenos-dias-soy-su-orientador-en-que-le-puedo-ayudar

 

compartiendo información y creando sinergias