Si tienes una empresa o negocio que requiere un uso importante de tecnología, la adaptación constante es clave para que la volatilidad y rapidez de los cambios no te pille por sorpresa.
VUCA son las siglas en inglés de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity). Este término se suele referir a los entornos en los que se forman, desarrollan y ejercen su actividad las organizaciones de hoy en día. Especialmente las marcadas por la tecnología disruptiva. Contextos en los que los incesantes y rápidos cambios obligan a las empresas a adaptarse, cambiar de estrategias, modificar sus rutinas profesionales o implementar nuevas metodologías de trabajo.
En concreto, la volatilidad alude a la gran cantidad de estos cambios que se producen y a la rapidez con la que lo hacen. La incertidumbre es la extrema dificultad para predecir los efectos y situaciones que se derivan de estos cambios. Por su parte, la complejidad se refiere a la incapacidad de controlar todas las variables para entender el contexto y discernir las causas y los efectos. Y, por último, la ambigüedad hace referencia a lo difícil que es comprender e interpretar las relaciones entre los elementos del entorno.
Innovación disruptiva
Aunque están presentes en casi todos los sectores, los entornos VUCA son más propios de aquellos en los que los avances tecnológicos se suceden con rapidez. También en los caracterizados por constantes fluctuaciones del mercado económico o financiero. En el caso de los primeros, los servicios o la industria son un buen ejemplo. En el segundo, tenemos el ejemplo de la banca y la bolsa de valores.
La innovación disruptiva es aquella que provoca cambios profundos que afectan a las bases mismas que sostienen el mercado. Ocasionan la desaparición de productos y servicios y la aparición de otros nuevos. También la extinción de modelos de negocios que son sustituidos por otros que irrumpen para cambiarlo todo.
En este escenario VUCA, los CEO han tenido que aprender a lidiar con estos cambios y oscilaciones. Con la incerteza sobre los resultados de sus propias decisiones. Según una investigación de Constellation Research, en 1958, las empresas que conformaban el índice S&P 500 (Standard & Poor’s 500 Index) vivían 61 años en promedio. Esa cifra se había desplomado hasta los 25 años apenas 22 años después. Y en 2011 se situaba ya en los 18. Como en el Extraño caso de Benjamin Button.
Claves para adaptarse a los entornos VUCA
En las empresas enmarcadas en entornos VUCA hay dos variables que hay que intentar cuantificar del modo más preciso posible: cuánto conocimiento se tiene sobre una situación específica y qué fiabilidad tienen nuestras predicciones sobre los efectos de nuestras decisiones. Para esta esta tarea, es fundamental orientar la estrategia de negocio a obtener conocimiento y predecibilidad. ¿Y qué se necesita para lograr estimar estas variables con la mayor fiabilidad?
Aprender a escuchar
En el plano comunicativo, la tendencia es, más que nunca, aprender a escuchar. A los stakeholders, por ser las piezas que sostienen la organización. Y al resto de los actores sociales, por representar la oportunidad de entender sus necesidades y saber qué hace falta para estar en sus pensamientos y conversaciones. La credibilidad y la confianza en las empresas ahora se construye mediante feedback, fomentando la participación y comunicando a través de la empatía.
En este sentido, es fundamental incorporar herramientas que permitan estudiar y analizar a las audiencias, obtener conclusiones y detectar tendencias que permitan tomar decisiones estratégicas. Del mismo modo, la estructura interna de las organizaciones debe contar con mecanismos prácticos de comunicación consigo misma y con los partners.
Empresas extrospectivas
Fenómenos geopolíticos como el ascenso económico de China, que la lleva a postularse como primera potencia mundial alterando el ordenamiento actual y desafiando a EE.UU.; el euroescepticismo, con el Brexit como máxima expresión; la posible crisis del petróleo o los conflictos en Oriente Medio contribuyen a crispar un clima que se traduce en menor confianza inversora y estancamiento económico. Dentro de este contexto VUCA general de incertidumbre y volatilidad, los intereses e inquietudes de la sociedad cambian a una velocidad extraordinaria según el contexto.
Para pervivir en este clima cambiante, las empresas deben ser capaces de dar respuesta a las necesidades del momento. Y para ello, dejar de ser introspectivas para pasar a ser extrospectivas. Es decir, ya no vale con gestionar y dirigir desde un punto de vista interno. Los directivos deben tener en cuenta la situación global, tener una visión sistémica y saber comunicarse con los agentes externos. El riesgo ya no proviene de las debilidades del propio negocio, sino que cada vez existen más amenazas externas a consecuencia de los nuevos paradigmas sociales, culturales, económicos y políticos.
Liderazgo positivo en empresas horizontales
VUCA es sinónimo de caos, al fin y al cabo. Y dentro de ese caos es imprescindible la figura del líder que guíe. Pero no un líder omnipresente que quiera controlarlo todo sin delegar funciones. Este tipo de líder claudicará frente e los que sepan ejercer un liderazgo positivo basado en la confianza en sus empleados, en la empatía y en saber detectar las necesidades de los equipos para que hagan su trabajo de la forma más eficiente.
Además, el futuro de las organizaciones es horizontal. Aquellas empresas que consigan estructuras horizontales en las que la voz de todos cuente y todos se sientan partícipes de las decisiones y el rumbo de la empresa, tendrán una importante ventaja. La predecibilidad de las situaciones futuras y la capacidad para adaptarse también depende de lo mucho o poco que consigas sumar al empleado y hacerle participar de los procesos directivos y estratégicos. De hecho, hay ejemplos de que la opinión de un gran número de personas ayudará a predecir mejor aquello que sucederá en el futuro.
Ética empresarial y compromiso corporativo
Debemos diferenciar claramente lo que significa adaptarse de lo que significa actuar de forma errática sin una misión o un objetivo claro. Una de las primeras cosas que se deben tener claramente situadas para efectuar un plan de adaptación es el compromiso corporativo de la organización. Cuál es su fin, sus valores y su sentido. De lo contrario, si cambiamos continuamente estos pilares fundamentales o no actuamos conforme a ellos, despistaremos a nuestros clientes y a nuestros socios.
Pero no solo es importante establecer este compromiso o misión. Lo es también cuál decidamos que sea. En el mundo actual cada vez va a tener más importancia la Responsabilidad Social Corporativa y las empresas que no acometan la labor de definir y ejecutar las políticas que más beneficien al conjunto de la sociedad lo tendrán cada vez más difícil. No serán bienvenidas. Liderar un sector será simplemente una consecuencia de hacer las cosas bien. Si se plantea como el objetivo principal de la compañía, irá mal encaminada.
Por este motivo, el propósito de la organización debe ser la contribución que van a hacer a la sociedad. De esta manera, los cambios que se afronten tendrán siempre un objetivo que va más allá del puro beneficio particular de la empresa. Y aquí cobran un papel esencial los stakeholders, que deben ser los principales aliados para llevar a cabo la comunicación de estos valores y ese compromiso. La confianza de las audiencias dependerá no del éxito o fracaso de las acciones que se tomen, sino de la visión y la filosofía que las impulsen, la sostenibilidad y solidaridad a la que contribuyan y los métodos a través de los cuales se implementen.
Formación constante e incorporación del talento
Acumular talento y saber gestionarlo es uno de los factores de éxito de las organizaciones que pretendan adaptarse los entornos VUCA. La formación constante es necesaria para que ese talento dé lo máximo de sí. Apostar por perfiles de knowmads (nómadas del conocimiento) es básico. Son aquellas personas creativas, imaginativas, colaborativas y expansivas que buscan continuamente emplear y ampliar la información para generar ideas, conocimiento e innovación.
Pero no basta con reclutar este tipo de perfiles. Se trata de esforzarse en mantenerles motivados. Y para la estimulación de los empleados, una herramienta esencial es el conocimiento. Invertir en formación es invertir en el futuro de tu compañía. En este sentido, es necesario afrontar la transformación digital de forma seria, para lo cual es imprescindible lograr la implicación de toda la empresa en asumir estos cambios e interiorizarlos.
Agilizar la toma de decisiones
La agilidad en la toma de decisiones también es clave en los entornos VUCA, pues cada vez hay menos margen de tiempo para la reacción efectiva. Esta capacidad de reacción inmediata pasa por lograr varias cosas. En primer lugar, hay que prescindir y huir de los procesos cuya única utilidad es decidir que hay algo que decidir. Las empresas que aprendan a optimizar el tiempo de deliberación y usar datos objetivos para tomar las decisiones rápidamente serán más competitivas. Automatizar o externalizar el papeleo es, evidentemente, otro de los factores clave para conseguir optimizar ese tiempo de dedicación a la empresa.
Por otra parte, otra de las claves es investigar continuamente cuál será el siguiente reto, el próximo avance o descubrimiento o la próxima disrupción tecnológica. Para poder adaptarse al ritmo de los cambios es fundamental, por tanto, superar la capacidad de prever para alcanzar la de predecir.
Cuidar la reputación online
En este tipo de entornos, la presencia digital es determinante. La reputación online es un factor clave en la capacidad de las organizaciones para seguir perpetuándose o sucumbir ante el daño a su imagen. Las campañas de lobbys y agentes que pueden parecer insignificantes pueden llevar a la desaparición de algunas de estas empresas. De hecho, las campañas en redes sociales de grupos de interés y actores en apariencia inofensivos pueden llevar a una empresa a perder la confianza del público y, en casos drásticos, a tener que disolverse por culpa de las pérdidas.
Por ello, hay que anticiparse al problema e incorporar herramientas que permitan trabajar esta reputación y credibilidad online. En caso de sufrir una campaña de desprestigio, si ya se ha construido una reputación online sólida antes, la marca no se verá muy afectada. En cambio, si se ha descuidado este aspecto y no se le ha prestado ninguna atención, ante las críticas, los valores de la empresa se verán seriamente comprometidos. Por ello, es importante monitorizar en todo momento el estado de la empresa en términos de percepción del público para detectar posibles perjuicios a la imagen.
AUTOR: Javier Bellot
FUENTE: @elautonomo__
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Imagen de David Bruyland en Pixabay