Todo gran logro primero pasó por un periodo de pruebas y fracasos para poder llegar a la cima del éxito; y en el caso de las grandes empresas pasa lo mismo. Firmas mundialmente reconocidas encontraron sus raíces en pequeños emprendimientos realizados y, muy pocas dieron sus inicios con grandes sumas de dinero y una mega estructura organizacional. Todo es trabajo de hormiga.

Lo cierto es que cuando decidimos emprender, muchos empiezan como debe ser: cosechando de a poco, trabajando arduamente todos los días, sacrificando el tiempo de ocio para disfrutar el día de mañana porque se tiene la convicción de que se llegará a la meta.

Cuando finalmente has decidido que te vas a lanzar a emprender un negocio seguramente estás pensando en que necesitas un “business plan” de 100 páginas, oficinas, personal, financiación…para la gran mayoría de los proyectos, esto no deja de ser parte del proceso, sin embargo, no en una primera instancia. La pregunta clave es la siguiente: ¿para qué vas a gastar un montón de dinero simplemente para poder validar un modelo de negocio?

Las exigencias, versatilidad, fugacidad e inmediatez del mercado exigen, cada vez más, estructura y visión por parte de los emprendedores, los tiempos donde se creaba uno o dos productos para cubrir una necesidad se han terminado; la tecnología y el Internet han impulsado miles de opciones para que el cliente decida. Ante ello, existen ciertos factores que cualquier emprendedor debería saber antes de dar cualquier paso.

Validar una idea de negocios o un modelo de negocios es comprobar que las hipótesis sobre las que basamos nuestra estrategia de negocios son ciertas y que nuestra empresa es viable. Básicamente es fijarnos si “hay agua en la piscina” antes de que intentemos un clavado. Validar la idea de negocio nos puede ahorrar mucho tiempo y dinero ¡sobre todo frustraciones!

Validar nuestro modelo de negocio significa poder entrever las suposiciones de negocio rápidamente y testearlas. El modelo de negocios es la estructuración de nuestra estrategia y un buen emprendedor debe aprender a hacerse las preguntas adecuadas para validar una idea de negocios.

VALIDANDO UNA IDEA DE NEGOCIO

Validar una idea de negocios consiste en cuestionar hipótesis que podemos clasificar en tres grupos:

  • HIPÓTESIS DEL CLIENTE

Estas son aquellas que se relacionan con cómo se comporta nuestro cliente, quién es y cómo va a reaccionar a nuestra propuesta de valor.

  • HIPÓTESIS DEL PROBLEMA

Este grupo de hipótesis son todas aquellas relacionadas con la existencia real del problema que nos proponemos resolver

  • HIPÓTESIS DE PRODUCTO/SOLUCIÓN

Aquí se engloban las hipótesis relacionadas directamente con nuestro producto, la forma en que nosotros vamos a solucionar ese problema

“PLANIFICA LO JUSTO, UBICA TU MERCADO, DEFINE TU PROPUESTA DE VALOR, LÁNZATE UTILIZANDO DISTINTOS FORMATOS Y OPTIMIZA LOS PRIMEROS RESULTADOS”

LO QUE DEBES TOMAR EN CONSIDERACIÓN

  • APRENDE LA DEFINICIÓN DE RIESGO

Algunos emprendedores piensan que correr el riesgo más alto te garantizará un mayor beneficio. Sin embargo, me atrevo a decir que están equivocados. La palabra emprender también significa arriesgar, mas no perderlo todo.

El consejo principal para este punto es pensar y planificar de manera estratégica la idea de tu negocio. Debes siempre plantearte metas objetivas y presupuestos realistas, recuerda que debes tener algo guardado por si el producto falla. ¡Tu futuro debe estar asegurado!

  • ¿EMOCIONADO? EQUILIBRA TU OPTIMISMO

Es cierto que todo emprendedor se caracteriza por ser apasionado y positivo (al menos en su gran mayoría), sin embargo, debes modular tu estado de ánimo, también debes tomar en cuenta el panorama pesimista, esto te ayudará a tener una visión más realista de lo que puede pasar.

  • ¿Y EL FINANCIAMIENTO?

Sabemos que toda idea tiene su mérito, sin embargo la realidad es que no todas son productivas. El trabajo de encontrar inversionistas es arduo, por ello se recomienda invertir en un buen representante que te garantice encontrar “padrinos”.

Toma en cuenta todas las opciones sobre la mesa, desde inversionistas serios, amigos con dinero y visión, hasta préstamos bancarios; analizar y comparar los riesgos de cada uno, es tarea tuya.

  • ANTES DE EMPEZAR… HABLA CON TU FAMILIA

Existen matrimonios rotos y familias destrozadas por arriesgar todo y emprender, así que no tomes este punto a la ligera. Muchos autores recomiendan discutir los planes y, por supuesto, los costos del proyecto, e importante que la familia esté enterada de los riesgos y, si es posible, que estén de acuerdo con los montos a invertir y el tiempo de espera para observar ganancias.

  • NO MEZCLES TUS FINANZAS PERSONALES CON LAS DEL NEGOCIO

Ésta es una regla de oro, pon tu capital y el de la empresa en cuentas separadas, asegúrate de que en caso de un fracaso el problema no llegue hasta tu familia. Aquí es donde emprender se vuelve algo real.

También es recomendable evitar el uso de tarjetas de crédito personales para financiar a tu empresa, esto no es lo correcto, debes asegurarte que el capital de banco sea de un préstamo específico para el negocio, así es más fácil encarar los riesgos.

  • CONTRATA A LOS EXPERTOS

El emprender no quiere decir que hagas todo, aunque no lo sepas hacer. Asegúrate de no tomar riesgos con ciertas cosas, por ejemplo: la contabilidad, los RRHH, la estrategia de marketing, etc. Por ello es bueno que te asesores desde un inicio, recuerda que para emprender, tienes que invertir desde antes.

  • VERIFICA LA PARTE LEGAL

Contrata a un abogado desde el inicio de la idea, él te sabrá guiar desde los derechos de autor hasta los términos y trámites legales a la hora de formalizar el negocio. Es importante que todo el tiempo cuentes con esta asesoría, así evitarás sorpresas en el camino.


FUENTE: PLAN EMPRENDEDOR

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