No es fácil encontrar casos de emprendimiento social surgidos de personas que superan los 60 años. Una franja de edad madura en la que algunos ya disfrutan de la estabilidad de la jubilación y en la que los conocimientos tecnológicos suelen ser bastante someros (siendo este último un punto prácticamente imprescindible para que una empresa pueda emerger y tener éxito hoy por hoy).
Sin embargo, siguen quedando mentes inquietas con ganas de emprender por encima de los 60, que todavía tienen mucho que aprender y, por supuesto, mucho que enseñar. Muestra de ello se encuentra en las Becas Aquarius, una iniciativa de la marca Coca-Cola que ha celebrado este año su segunda edición y cuyo principal objetivo es unir generaciones de emprendedores para que compartan experiencias y aprendan mutuamente.
Durante la última convocatoria, que ha contado con el respaldo de la red de emprendedores sociales Ashoka y de la asociación para personas mayores Cincuentopía, se han recogido 30 proyectos liderados por personas que superan la sesentena. Los cinco finalistas de este año han recibido 2.000 euros en capital semilla, tres meses de formación online en la plataforma Bridges for Billions y la ayuda de jóvenes emprendedores de éxitocomo mentores para poner en marcha cada iniciativa.
“En esta edición hemos tenido una mejor respuesta gracias al apoyo de estas organizaciones. Las propuestas que hemos recibido este año han tenido una mejor calidad, una mayor preparación. Todas buscaban ser viables desde el punto de vista económico y ofrecían algún beneficio social, requisitos indispensables para acceder a la convocatoria”, comenta Beatriz Osuna, brand PR senior manager de Coca-Cola Iberia y responsable de Becas Aquarius.
Desde su punto de vista, en esa mejor repercusión también ha influido dar visibilidad a los proyectos del año pasado. “Mostrar las historias que hay detrás de cada uno de ellos sirve para que otras muchas personas en esa franja de edad se vean representadas y se animen a dar el paso”,apunta.
Siguen quedando mentes inquietas con ganas de emprender por encima de los 60, que todavía tienen mucho que aprender y, por supuesto, mucho que enseñar.
Una experiencia intergeneracional
Osuna explica que el principal aliciente de esta iniciativa es la de crear puentes entre emprendedores de diferentes generaciones. “Ponemos en contacto a los seniors con los jóvenes y se generan unos aprendizajes mutuos muy productivos”. Así lo han vivido, por ejemplo, Ignacio Razquin, fundador de Inaka, y su mentor, Daniel Jiménez, responsable de la plataforma de viajes y experiencias Waynabox.
Inaka (una palabra japonesa que significa ‘mundo rural’), también finalista en esta segunda edición de las becas, es un proyecto que busca mejorar la visibilidad mediática de las zonas rurales despobladas. “Nuestro objetivo es conseguir que los ayuntamientos de localidades pequeñas y con pocos recursos de Soria puedan promocionar las actividades que ponen en marcha y mostrar al público general la riqueza y valores con los que cuentan a través de estrategias diversas de comunicación”, explica Razquin.
De su trabajo con Jiménez solo tiene buenas palabras: “Es un crack, la experiencia con él ha sido enriquecedora. En mi anterior trabajo yo trataba con gente joven, pero siempre como jefe. Ahora el joven ha sido el mentor, y me ha enseñado a mirar desde otro punto de vista. Además, me ha ayudado a planificar la estrategia a seguir para presentar de la mejor manera posible el proyecto ante el jurado de las becas”, asegura.
“Desde el punto de vista del emprendedor junior podemos aportarles nuestra experiencia: nosotros también tuvimos una idea y pasamos por el proceso de llevarla a cabo con todo lo que ello conlleva. Les hemos enseñado a exponerla delante de un jurado o de inversores; a buscar financiación; a buscar los puntos fuertes y débiles del proyecto, etc.”, afirma el fundador de Waynabox.
Por otra parte, el joven mentor reconoce haber aprendido mucho de su alumno. “Desde el punto de vista profesional, estar con Ignacio me ha servido para ver mi negocio de otra manera y pensar en acciones de comunicación que podríamos utilizar en el futuro. Desde el punto de vista personal, me ha aportado el conocimiento de toda una vida. Durante los cuatro días que estuve en Soria con él para conocer más de cerca el proyecto me mostró un estilo de vida totalmente ajeno a mí que me abrió los ojos al mundo rural, y me contó un gran número de experiencias personales tremendamente enriquecedoras”.
Fernando Irujo ha sido el ganador de la segunda edición de las Becas Aquarius por su proyecto Bielas Extensibles.
El proyecto ganador
Entre los cinco finalistas ha habido un ganador: el proyecto Bielas Extensibles, ideado por Fernando Irujo, un mecánico pamplonés de 75 años que ha patentado una solución para facilitar el uso de la bicicleta entre aquellas personas con ciertos problemas motores. “Hemos alargado la palanca del pedal para incrementar entre un 25% y un 35% la fuerza ejercida, unos porcentajes que creo que podríamos mejorar”, explica.
Irujo ha tenido como mentor a Carlos Pierre, CEO y fundador de Badi, una plataforma web para encontrar compañeros de piso. Igual que en el caso de Inaka, el joven mentor ha ejercido como asesor para mejorar la presentación del producto que, en este caso, se ha hecho con el premio especial del jurado, sumando 3.000 euros más a los 2.000 conseguidos inicialmente. También contará con acompañamiento y apoyo por parte de Coca-Cola y de Ashoka durante todo un año para velar por el éxito de la idea.
“Encontré una solución para una familiar afectada por poliomelitis y que cada vez se podía mover menos. El primer prototipo fue artesanal, lo adapté yo mismo, y poco a poco fui mejorándolo hasta llegar a este punto. Ahora estamos realizando el diseño industrial y, si funciona bien y encontramos apoyos, empezaremos a fabricar”, aclara Irujo.
El proyecto también está siendo asesorado por Jon Iriberri, CEO y fundador de Custom4us, experto en biomecánica y antiguo responsable de desarrollo tecnológico e innovación en la Real Federación Española de Ciclismo. “Para llegar a comercializarlo todavía falta tiempo y mucho dinero, necesitamos inversores que apuesten por ello”, comenta.
Además de Bielas Extensibles y de Inaka, las Becas Aquarius reconocieron a otros tres finalistas más. Una de ellas fue Constanza Lucadamo, una argentina afincada en Sevilla, que presentó el proyecto Viejennials. Se trata de una compañía de baile para mayores que quiere alejarse de estilos tradicionales y acercarse a ritmos más modernos, como el street dance, la comedia musical o el jazz. Lucadamo ha contado con María Fernández como mentora, creadora de la firma de calzado especializado Uniqshoes.
Otra de las iniciativas premiadas ha sido OLA, promovida por Milagros Torres. Se trata de un proyecto para mejorar la accesibilidad de Almería a través de la experiencia de personas discapacitadas. Estas serán las encargadas de recorrer la ciudad y localizar espacios que necesiten una transformación con el fin de ser más accesibles y comprensibles para este colectivo. Jaime Garrastazu, cofundador y responsable de marketing de la compañía online de zapatillas Pompeii, ha sido su mentor.
La última galardonada ha sido Sasoibide, ideada por Lorea Iregui Villar y Margarita Gorrochategui. Esta promueve los paseos por los parajes naturales de Guipúzcoa para mayores con el objetivo de combatir la soledad, fomentando al mismo tiempo vínculos sociales entre vecinos y una mayor actividad física para mejorar la salud. En este caso, el mentor seleccionado ha sido Pablo Ruibal, cofundador de la plataforma online especializada en alquiler de barcos Boatjump.
Como novedad, esta edición ha estado amadrinada por Victoria Tortosa, fundadora de la start up La Exclusiva, que recientemente ha sido incluida en la red de emprendedores sociales de Ashoka. Ella ha sido la encargada de dirigir y supervisar la dimensión social y ambiental de cada uno de los proyectos elegidos.
fuente: compromiso empresarial