Estoy trabajando en la valoración de candidatos de un proceso de selección y además de sus CV suelo echar un vistazo a su presencia en redes sociales, y me ha hecho reflexionar de algo que nos suele pasar desapercibido: nuestra reputación.com.
¿Por qué en las Empresas “la reputación corporativa” muy vinculada a las redes sociales, es una de las claves para competir en mercados y sin embargo no lo cuidamos con el mismo esmero cuando se trata de la reputación personal?
Las Empresas con buena reputación se diferencian porque sus públicos (stakeholders) las perciben como más atractivas que a sus competidores, ¿no será el mismo proceso para cada uno de nosotros?.
Si bien es cierto que han sido las redes sociales las que se han encargado de echar por tierra muchas reputaciones, también son plataformas idóneas para exponer una buena reputación.
Los medios sociales son ciertamente positivos, sin embargo no se debe perder la perspectiva; cualquier comportamiento que se aleje de la calidad, la elegancia, la discreción y la ética, se paga con la pérdida de la reputación, bien personal o bien asociada a tu negocio.
Uno de los principales riesgos a los que nos enfrentamos ante una pérdida de reputación es la privacidad, si bien es cierto que existen herramientas que permiten la protección de ésta variable, en muchas ocasiones se activa demasiado tarde, y en realidad no siempre es tan controlable como deseamos, sin perder de vista que en tu esfera privada estás tú y personas vinculadas contigo que también pueden verse afectadas por tus comentarios de forma indirecta.
Ejemplos de comportamientos imprudentes que han supuesto la pérdida de la reputación online, dinamitando a veces su privacidad  existen muchos, y no siempre asociados a la gente más joven. Cañizares y su foto en la ducha, Olvido Hormigos y su vídeo a un amigo, Bisbal y sus pirámides de Egipto… recuerdo aquella esposa de un político británico y sus fotos en bikini subidas en twitter.
Las fotos que se suben alguna vez y, hecho públicas ya no son nuestras y cualquiera puede tenerlas y usarlas en cualquier medio por más que ahora queramos ocultarlas. Además no tienen fecha de caducidad. Ocurre que si has usado la foto con tu marido y tu hijo pequeño de unas vacaciones y subido a tu twitter como perfil esa foto estará ya visible siempre, también aquella bailando de forma loca con más de una copa en el cuerpo, o en bikini blanco semimojado.  No lo dudes, estará aquella foto con quien no debías estar y te han  hecho precisamente en ese momento  y te la han publicado o ese vídeo con aquel amigo en actitud poco discreta  que preferías no se supiera donde y cuando habeis estado o esa otra en su coche y alguien si la ha puesto en Google  … ya no hay remedio.
 Cuando, damos me gusta, comentamos o retuiteamos vídeos malsonantes de personajes grotescos diciendo frases soeces o insultos; cuando hacemos valoraciones personales en las que incluimos a otras personas con textos en los que usamos comentarios vulgares y ordinarios con palabras groseras y dejas traslucir la falta de sentido común de ese momento, tu reputación es la que esta bajando puntos, y sería bueno tenerlo en cuenta… casi todo es ya público y el lenguaje es el medio que usamos de publicitarnos.
El lenguaje conforma la realidad suelo decir en los programas de formación y a mis coechees. Wilhelm von Humboldt lingüista, quien con 13 años hablaba latín, griego y francés, además de alemán y de adulto llegó a hablar también inglés, español, euskera (en San Sebastián hay una calle dedicada a él), húngaro, checo y lituano pensaba que el lenguaje que usamos organiza la realidad en distintas categorías y determina la forma de pensar, de percibir y sentir la realidad que vivimos. Y añadimos que según organizamos y usamos nuestro lenguaje representamos como estamos percibiendo nuestra vida, cómo somos, cómo queremos que nos vean, en definitiva diseña nuestra propia reputación social y así será como al final nos van interpretar los demás.
Un axioma del que no debemos apartarnos decía un experto en redes es: No subas ni digas aquello que nunca expondrías ni dirías en la plaza de tu pueblo. Para construir y mantener una buena reputación online tus exposiciones en las redes (facebook, twitter, tuenti, badoo, instagram, linkedin, myspace, google +, meetic… ) deben ser prudentes, discretas y consecuentes con las palabras que uses.
Internet y las redes sociales han hecho pública nuestra reputación, es por este motivo que conviene tener muy presente que ahora más que nunca, la máxima “acto – consecuencia” adquiere dimensiones que hasta ahora eran desconocidas y no estábamos muy acostumbrados.
Quizás aunque parezca que son únicamente las Empresas las que deben preocuparse por su branding corporativo, no se debe olvidar que transitamos por el ciclo de los negocios personales sociales, lo que implica que la reputación online de cada uno de nosotros, es tan determinante que su pérdida no sólo afectará a tu prestigio personal, sino y lo que es más importante, a tu futuro.
Dejo encima de la mesa para más que pensar… revisar y quizás borrar algo no excesivamente meditado… aunque ya quede su huella en algún sitio.
Mila Guerrero