El largo periodo de crisis vivido ha provocado reinvenciones profesionales, reorientaciones de negocio, desaparición de negocios y la creación de nuevos modelos de negocio. También ha evidenciado la multitud de cambios que nos traen las nuevas tecnologías, las nuevas formas de pensar de los millennials y de la generación Z, e Innovar como única forma de evolucionar en un entorno convulso, complejo, con una velocidad de cambio vertiginosa, hiperconectado y global.
Hay que entender el presente y la transformación que estamos viviendo, convivencia de varias generaciones muy diferentes entre ellas, cambios sociales, tecnológicos y la innovación como única forma de evolución. Cuando hablamos de Innovación habitualmente pensamos en crear o inventar nuevos productos o servicios, que aportan nueva tecnología, facilidad de uso, diseño o algún elemento que lo diferencia de otros con un avance significativo. No obstante, no es frecuente focalizarse en innovar en procesos, modelos organizativos, modelos de negocio, modelos relacionales, dentro y fuera de la organización, e incluso en cómo desarrollamos nuestra actividad profesional para que ésta sea más eficiente, productiva y potencie la creatividad, contribuyendo a ser innovadores con nuevas ideas, soluciones o mejoras.
Existen dos factores que ya están movilizando las estructuras organizativas hacia culturas innovadoras donde se centran en empoderar a las personas para despertar su capacidad de innovar y aportar soluciones creativas, pues hay una realidad en todo esto. Aunque la tecnología avance, los robots se introduzcan en nuestras vidas y se automaticen tareas, las personas seguirán siendo necesarias en el mundo laboral. Las personas son las que aportan esa capacidad de innovar, tan necesaria ahora, y que será parte natural de las organizaciones en el futuro. Eso significa que la innovación ha de formar parte del ADN de cualquier empresa que quiera seguir estando en el mercado.
Un factor son los cambios de hábitos de las personas producidos por el uso cotidiano de las nuevas tecnologías, dispositivos inteligentes que nos permiten estar hiperconectados e informados al momento. Y otro factor es cómo definen la profesión los millennials y la generación Z, conocidos como nativos digitales. Para ellos su profesión se integra en su vida, quieren disfrutar de su profesión y es su vehículo de desarrollo, no solo profesional, sino también personal. Ya no existen barreras entre vida personal y vida profesional. Ellos viven el trabajo de forma muy diferente a otras generaciones, como por ejemplo, la Baby Boom, generación del esfuerzo.
Las empresas no pueden ignorar estos dos factores, pues los millennials en el 2025 serán el 75% de la fuerza global laboral. Estos jóvenes que tienen una forma muy diferente de entender la vida y, por ende, su profesión, ocuparán cargos directivos y de responsabilidad, por lo que querrán desplegar e influir su forma de entender el trabajo en las organizaciones.
En la actualidad, las empresas, especialmente las grandes corporaciones, tienen que hacer un esfuerzo por conseguir adecuarse a los tiempos, con plantillas acostumbradas a un estilo de liderazgo y procedimientos rígidos, donde no hay mucho espacio para las conversaciones que producen nuevas ideas, donde no se ha promovido, hasta ahora, la colaboración y cooperación entre las personas, y en ocasiones están más preocupadas por su trabajo y su responsabilidad que por el bien común, ¿Cómo se consigue incorporar jóvenes talentos con una forma de entender la vida diferente? ¿Cómo se consigue innovar donde no hay espacios apropiados ni modelos relacionales, ni cultura que lo favorezcan?
Apostar por una cultura innovadora es entender estos conceptos y querer integrarlos en la organización. Para ello existen muchas tradiciones, barreras e incluso dificultades a superar que deberán irse eliminando, venciendo y modificando las conductas y comportamientos de las personas que la integran. El empoderamiento de los empleados, la colaboración y cooperación son claves para crear una cultura innovadora. Fomentar la comunicación entre las personas eliminando jerarquías y estructuras organizativas es necesario para que puedan fluir las ideas y sinergias en las conversaciones que den lugar a posibles innovaciones.  ¿Cómo se puede conseguir cuando las personas conocen y están habituadas a otra cultura?
Obviamente, tenemos que generar el contexto apropiado para que la cultura innovadora pueda crearse, es decir, hacer que la cultura actual evolucione hacia una cultura innovadora. Eso significa poner medios al alcance de las personas para que se establezcan nuevas dinámicas de comportamiento orientadas a despertar y fomentar la innovación en cada una de las personas de la organización.  Utilizar herramientas, técnicas, estructuras organizativas más líquidas, nuevos modelos de relación, son palancas para establecer nuevos modelos de comportamiento que conlleven a la innovación.
Herramientas para dinamizar
Voy a comentar dos herramientas, a modo de ejemplo, que actualmente están contribuyendo a dinamizar e introducir el gen de la innovación en las organizaciones con las que estoy trabajando.
Incorporar herramientas creativas como Manual Thinking, por ejemplo, en una reunión, en una sesión de trabajo de un proyecto o en una resolución de un problema, invita a la participación de todos de una forma natural y sin perjuicios. No solo se utiliza la herramienta con el objetivo de conseguir sinergias y la mejor solución fruto de la colaboración y aportación de todos y cada uno de los integrantes del grupo. Esta herramienta provoca de forma sencilla una comunicación abierta, pues no importa quién lo dice. Lo que importa es que todos incluyen su punto de vista, se conversa sobre el conjunto de información, se debate, se trabaja colectivamente y se obtiene un resultado que es fruto de todos. Esta conversación rompe jerarquías y estructuras organizativas, impide que se pierda talento, ayuda a expresarse a quien en otro tipo de dinámica no ejercería ese derecho, favorece la sinergia de ideas obteniendo una idea mucho más elaborada. Pero no sólo eso, también consigue que el equipo o grupo se cohesione, se respeten, pues todos se sienten involucrados en el resultado, generando un sentimiento de pertenencia natural, que posteriormente se mantiene. Esas personas que estaban se relacionarán más a menudo y con mayor grado de confianza, generando un nuevo comportamiento en las relaciones laborales.
Las herramientas colaborativas también contribuyen a crear una cultura innovadora, pues al igual que las creativas favorecen la comunicación, la aportación y la inteligencia colectiva, ya que se trabaja conjuntamente sobre un proyecto o una tarea. En estas herramientas se comparte la información que se genera, permite el diálogo online y offline entre los miembros del equipo y todos ellos tienen acceso y comparten la información sobre lo que se está desarrollando, opinan, aportan ideas, se ayudan, realizan sus tareas y es de forma pública. En resumen, se trabaja de forma colectiva y conjunta.
En el wwi Summit 2017, evento del World Work Innovation celebrado a principios de octubre y realizado en Valkiria, pudimos conocer empresas como Ibercaja, Celsa Group, Leroy Merlin, entre otras, que están apostando por modificar su cultura hacia una cultura innovadora. Cada una lo está realizando de forma distinta, pues parten de culturas diferentes. ¿Qué tienen todas ellas en común? Las personas pasan a ser el centro de la organización. Si bien, siempre ha sido importante, ahora se reconoce y se necesita trabajar en las culturas para empoderar a los empleados y que sean activos aportando su talento, e innovar constantemente.
Estamos viviendo una auténtica revolución y cada organización tiene que decidir cuál es su futuro, teniendo en cuenta que, sea el que sea, ese futuro necesitará innovar y, en consecuencia, una cultura innovadora para que sea una realidad sostenible.
La cultura innovadora es iniciar un camino sin retorno, donde las reglas de juego están cambiando tan rápido, que lo que sabemos de poco nos sirve, pues en breve será obsoleto. Debemos convertimos en eternos aprendices y modificar nuestra mentalidad para estar abiertos a asumir, entender, aprender e innovar, y de esta forma abrazar el futuro con garantía de formar parte de este nuevo mercado laboral y social que se está configurando.

Por Carme Castro Domínguez Socia de kainova vía @carmecastroBCN
FUENTE: OBSERVATORIO RH