Habilidades como la confianza en sí mismos y la iniciativa son innatas a todo emprendedor, pero se pueden y se deben potenciar.
1. Orientación al logro
En los emprendedores de éxito, la necesidad de conseguir las propias metas se traduce en una gran capacidad de trabajo y en la tenacidad y perseverancia necesarias para mantener el rumbo marcado. Pero no hay que confundir esta habilidad con el entusiasmo inicial del emprendedor que monta un negocio. Éstos fracasan muchas veces porque planifican poco. O tienen problemas para mantener el negocio porque son personas que siempre están empezando cosas, pero no saben mantenerlas en el tiempo, si no ponen a otro al frente del negocio.
Cómo desarrollarla
Tu tenacidad y perseverancia estarán a prueba desde los primeros momentos como empresario. Para no bloquearse, hay que pensar en ganar pequeñas batallas, no intentar ganar la guerra. Los pequeños logros ayudan a conseguir grandes objetivos. Piensa, por ejemplo, cómo te comerías un elefante. Mucha gente dirá inmediatamente que es imposible comerse un elefante. Una persona orientada al logro dirá que poco a poco. Desde luego, si te planificas bien y lo divides por partes, seguro que te lo puedes comer.
2. Necesidad de independencia e iniciativa
Dicen todos los expertos que es imposible convertirse en empresario cuando no se tiene iniciativa. Es más, los emprendedores de raza tienen tan desarrollada la necesidad de crear algo propio que saben que van a ser empresarios antes, incluso, de saber qué negocio van a montar. Pero otros muchos emprendedores buscan en su negocio simplemente una forma de realizar el trabajo que les gusta. Este perfil de emprendedores pierde la ilusión y el empuje necesario para conseguir el éxito cuando empiezan los problemas. Son personas que han montado un negocio porque querían ser independientes, pero no habían valorado todos los sacrificios que conlleva esa decisión y se dan cuenta demasiado tarde de que no están dispuestos a asumir ese precio.
Cómo desarrollarla
Lo primero que debes hacer es identificar cuál es la barrera que está frenando tu iniciativa, para así poder diseñar la estrategia más adecuada a tu problema. Puede ocurrir que la iniciativa se frene por hábitos que limitan tu orientación a la acción, como la tendencia a analizarlo todo en exceso, la pérdida de la visión de tu negocio, una falta de prioridades claras o la tendencia a ser demasiado perfeccionista con los resultados. O que se deba a causas ajenas a tu propia voluntad, como la falta de capital o de los apoyos necesarios para llevar adelante el negocio. Intenta desarrollar tu iniciativa potenciando hábitos que te faciliten la toma de decisiones, incluso en los momentos más complicados. Por ejemplo, acostúmbrate a analizar sobre el papel el coste-beneficio de tus decisiones y lánzate a la piscina cuando el riesgo no sea elevado. También debes acostumbrarte a planificar las cosas estableciendo prioridades y evitando las tareas que te desvían de tus objetivos. Organiza una agenda a corto, medio y largo plazo y ve anotando los pequeños logros alcanzados para recuperar tu confianza en tu proyecto. Si has perdido la iniciativa porque ya no tienes clara tu idea de negocio, intenta recuperar tu visión, identifica qué cosas te ilusionan todavía de ella y analiza si tienes los medios para conseguirlo. Si no puedes identificar la forma de ponerlo en marcha, es que persigues un sueño inalcanzable.
3. Afán de superación y aprendizaje
La curiosidad es un rasgo de la personalidad de muchos emprendedores. Si eres de los que siempre están buscando nuevos retos, si disfrutas aprendiendo e intentas superar continuamente tus metas, tienes ahí una de tus mejores fortalezas. La curiosidad del empresario sirve para encontrar nuevas líneas de negocio, nuevos mercados e, incluso, para poner en marcha nuevas empresas completamente diferentes entre sí. Pero también sucede que algunos emprendedores de éxito llegan a autolimitarse por un exceso de confianza que les hace cerrarse a las ideas de los demás. A éstos les recordamos un proverbio chino que reza así: ‘cuando el alumno está listo, el maestro aparece.
Cómo desarrollarla
El aprendizaje está muy relacionado con el conocimiento de uno mismo y la capacidad para aceptar las críticas. En este sentido, el primer paso para mejorar es aceptar que no lo sabes todo. Aprende a identificar las creencias que limitan tu visión de las cosas y asume tus errores. Si no lo haces, no hay aprendizaje posible.
La rutina es otra de las principales trampas para mejorar la capacidad de aprendizaje. Para no encorsetar tu mente, acostúmbrate a buscar nuevas formas de hacer las cosas y recuerda que todo se puede mejorar. Alimenta tu curiosidad intelectual recopilando todo tipo de información, incluso la que no está directamente relacionada con tu negocio.
Detectar los propios límites es una de las claves de la autoconfianza. En el aprendizaje personal también es clave el punto de vista de los demás. Intenta impulsar el espíritu crítico de las personas de tu confianza y analiza en qué áreas debes mejorar.
Potencia otras habilidades directamente relacionadas con la capacidad de aprendizaje, como la creatividad, la capacidad para asumir los errores y la comunicación con los demás.
4. Intuición y visión de futuro
La intuición y la capacidad para anticiparse al futuro son dos valores imprescindibles en los mercados actuales. Todos los emprendedores tienen que enfrentarse en algún momento del inicio o del desarrollo del negocio a la prueba de fuego de resolver problemas con una mínima información. O se ven obligados a tomar decisiones clave para el futuro del negocio en momentos de máxima incertidumbre.
No te ancles al pasado
Estas dos habilidades, que muchas veces se consideran innatas, tienen mucho que ver con la forma de enfrentarnos a los problemas. Es muy común que cuando nos surgen problemas, nos preguntemos ¿por qué no habré hecho esto? Este tipo de preguntas nos anclan al pasado. Por contra, las preguntas del tipo ¿para qué? nos ayudan a situarnos en el futuro: ¿para qué voy a hacer esto? ¿qué quiero conseguir?.
Cómo desarrollarla
Para mejorar el pensamiento intuitivo, debes acostumbrarte a analizar el mercado y tu empresa desde una visión de conjunto. Si te quedas en los pequeños detalles, estás limitando tu capacidad para anticiparte al futuro. Pero recuerda que dejarse llevar por la intuición no significa que tengas que renunciar a recopilar toda la información posible antes de resolver un problema. O que tomes decisiones importantes sin analizar las consecuencias. La clave está en aprender a simplificar la información, en ser capaz de detectar las ideas más importantes para explicar situaciones complejas e intentar identificar relaciones que no resulten obvias en un principio.
5. Autoconfianza
“Si crees que puedes como si crees que no puedes, en ambos, casos tienes razón”. Esta conocida frase de Henry Ford refleja muy bien la importancia que tiene en el éxito o fracaso de un negocio la autoconfianza de sus promotores. Si crees que puedes, es muy posible que lo consigas, pero si crees que no puedes, vas a fracasar. Y eso no significa que el emprendedor no tenga alguna duda sobre su negocio.
Hacia donde voy
La autoconfianza se pone a prueba sobre todo en momentos de crisis. Debes tener claro qué quieres conseguir y cómo lo vas a hacer. Y ser consciente de que el camino se hace al andar porque muchas cosas no saldrán como habías previsto. Si tienes confianza, los miedos por el qué pasará mañana se superan. Si no, te hundes.
Cómo desarrollarla
La autoconfianza se aprende empezando por mejorar el conocimiento de uno mismo. Debes detenerte a analizar en qué se han basado tus éxitos y tus fracasos, para detectar dónde están tus límites. Muchas personas no confían en sí mismos porque no saben quiénes son, caen en el derrotismo y dependen mucho de la opinión de quienes les rodean.
La autoconfianza se refuerza con los éxitos logrados. Atrévete a asumir retos y anota en un papel tus éxitos, junto con una explicación de las causas que los hicieron posibles. Esta información te ayudará a tomar decisiones acertadas cuando vuelvas a enfrentarte a situaciones similares. Haz lo mismo con los errores, para evitar repetirlos.
6. Resistencia al fracaso
Decía Henry Ford que el fracaso es la oportunidad para volver a intentarlo más inteligentemente. Una máxima que seguramente le ayudó a conseguir el éxito de Ford Motor Company después de haber fracasado en dos proyectos previos de fabricación de automóviles. Casi todos los emprendedores han tenido que superar algún fracaso en su trayectoria hacia el éxito. El mejor empresario se hace de muchos malos negocios. Los emprendedores no tenemos miedo al principio y aprendemos a base de golpes. Ése es el mejor curso de aprendizaje que se puede hacer.
Cómo desarrollarla
Puesto que muchos fracasos no se pueden evitar, la mejor vacuna contra ellos es potenciar la llamada resistencia al fracaso. El principal riesgo de quien sufre un fracaso es que llegue a sentirse un fracasado. Es fundamental diferenciar entre los hechos y los juicios. Los juicios te hacen sentir un fracasado y te impiden seguir adelante. Pero si te centras en la realidad, en los hechos, puedes ver los fracasos como un aprendizaje que te acerca más a tu objetivo.
Anota en un papel la secuencia de hechos que te llevaron al fracaso e intenta analizar las posibles causas que lo motivaron. Pide también el punto de vista de otras personas que hayan estado implicadas en el proyecto, para no limitar tu capacidad de análisis. Eso sí. Antes de darte por vencido, busca alguna forma de transformar ese fracaso en un éxito. Recuerda, por ejemplo, que 3M creó el Post-it al fracasar en la búsqueda de un nuevo tipo de pegamento.
7. Mantener las emociones bajo control
La capacidad para mantener una sonrisa en las negociaciones difíciles o la habilidad para gestionar las emociones más negativas frente a personas hostiles pueden ser claves para conseguir los apoyos necesarios para el negocio. Sin embargo, la experiencia demuestra que no todos los emprendedores tienen capacidad para soportar la presión y el estrés que exige el proceso de creación de una empresa.
Diseñar emociones
Las emociones muchas veces son inevitables. Si alguien te grita, te asustas. Pero puedes aprender a controlar tu respuesta y generar una emoción diferente. Si en un momento de ira o de tensión te tomas un descanso, te marchas con un amigo y te relajas, pasado un tiempo has generado una nueva emoción.
Cómo desarrollarla
La ruptura de la situación es en la mayoría de los casos la mejor forma de salir airoso de un momento de tensión. Siempre que la decisión o el conflicto se pueda posponer para más tarde, conviene seguir esta estrategia para poder analizar el problema con más calma. La mayoría de las personas que se calientan fácilmente tienen reacciones violentas cuando se sienten atacados personalmente por su interlocutor. Por eso, en las negociaciones difíciles o cuando tengas que defender tu proyecto delante de personas hostiles, debes aprender a separar el balón (tu proyecto o tus ideas) del jugador (tú mismo). Si piensas que cuando la gente ataca tu proyecto no te ataca a ti personalmente, te resultará más fácil evitar las reacciones negativas. Las limitaciones pueden ser de tu proyecto, no tuyas. Muchas veces las posturas enfrentadas están relacionadas con la falta de diálogo. Siempre que una situación pueda derivar en un conflicto de intereses, intenta escuchar a la otra parte, ponte en su lugar, para intentar encontrar una situación entre los dos. Si el otro no colabora, debes hacerle ver que su actitud no beneficia a nadie y que no estás dispuesto a mantener la conversación en esos términos.
8. Capacidad para aceptar los errores
Los errores no son exactamente lo mismo que un fracaso aunque los dos sirven como aprendizaje para el futuro. La diferencia está básicamente en que el fracaso se puede deber a problemas ajenos, mientras que los errores siempre son responsabilidad nuestra. Por eso, asumir la responsabilidad que tenemos en ellos es el primer paso para evitarlos.
Nadie es infalible
Otra diferencia importante es que no siempre el error conduce al fracaso. El error, detectado a tiempo, se puede rectificar antes de que sea demasiado tarde. Hay que aceptar que la posibilidad de equivocarse es parte del trabajo. Lo importante no es evitar meter la pata, sino saber cuánto tiempo vamos a tenerla dentro. Quien asume que puede cometer errores puede aprender a identificar por qué los comete y puede identificar las dificultades que le llevan a cometerlos, para adelantar una respuesta antes de cometerlos.
Cómo desarrollarla
Hay personas que tienden a echar balones fuera cuando se equivocan. Echan la culpa al mercado, a los otros, por no haber podido alcanzar sus objetivos. Con esta actitud no se puede aprender. Hay que hacerse responsable de los problemas y de los errores para poderlos resolver. Si no formas parte de la solución, nunca la vas a encontrar.
Otra actitud que limita esta capacidad es la pasividad. Frases como ‘este producto no encaja en el mercado español’ te impiden superar los errores porque consideras que la solución no depende de ti. Hay que acostumbrarse a replantearlo todo, desde lo más obvio hasta lo más absurdo.
9. Medir el riesgo
Todos los emprendedores tienen una fuerte orientación a asumir riesgos, de lo contrario, no darían nunca el paso definitivo. Lo que les falla a menudo es la capacidad para medir el riesgo que están dispuestos a asumir –muchos descubren demasiado tarde que no están dispuestos a sacrificar todo lo que les exige el negocio– y el nivel de riesgo que pueden asumir sin morir en el intento. La euforia inicial y las prisas por hacer realidad el proyecto les llevan a sobrevalorar sus capacidades.
Cómo desarrollarla
Al valorar el riesgo que supone crear un negocio, muchos emprendedores se limitan a analizar la inversión económica que van a realizar y se olvidan del riesgo personal y familiar que implica esta decisión.
Si se trata de personas que han dejado su puesto de trabajo, deben valorar si están dispuestos a renunciar a la seguridad económica que les proporcionaba el sueldo mensual. O si quieren asumir el sacrificio personal y familiar que exige dirigir un negocio. Para medir el riesgo de tus decisiones, estacoachprofesional recomienda realizar el siguiente ejercicio de visualización: Intenta verte en tu negocio y pregúntate qué has tenido que hacer para llegar hasta aquí. Esta forma de ver tu proyecto te ayudará a anticipar situaciones de futuro que, de otra forma, se pueden pasar por alto.
10. Habilidad comercial
A pesar de la importancia de esta habilidad en todas las fases de una empresa, es una de las principales asignaturas pendientes de los emprendedores. La mayoría reconoce que carecen de la capacidad necesaria para captar clientes, no tienen un suficiente conocimiento del mercado o no saben cómo organizar la venta de sus servicios y productos. La buena noticia es que esta habilidad es fácil de desarrollar, aunque muchos emprendedores prescinden de ella buscando un socio que se encargue de esta área del negocio.
Cómo desarrollarla
Los expertos recomiendan modificar la conducta en la venta mediante ejercicios de rol playing. El emprendedor se enfrenta a situaciones de venta real, que son grabadas, visionadas o analizadas. De este modo, puede reflexionar sobre qué aspectos de su conducta, tanto verbal como no verbal, han podido provocar la respuesta del cliente, positiva o negativa. Si es positiva, debe potenciar esa conducta, si es negativa, debe modificarla. El objetivo final es que potencie sus habilidades más eficaces y que modifique las inadecuadas ante distintas situaciones de venta. Se recomienda además sustituir la venta basada en el producto por una venta más emocional, orientada al cliente, que es quien decide la compra. En definitiva, mejorar la escucha activa, el control de las emociones y la empatía para entender al cliente, saber lo que quiere y podérselo ofrecer.
11. Comunicación y persuasión
Tu capacidad de influir en los demás es tan importante para conseguir tus objetivos como tu propio esfuerzo. Eso sí, recuerda que persuadir no significa manipular a los otros en tu propio beneficio. El compromiso a largo plazo sólo se consigue a base de confianza.
Cómo desarrollarla
La capacidad de persuasión está íntimamente ligada a tus habilidades de comunicación: potencia tu comunicación verbal y no verbal e intenta que siempre exista coherencia entre lo que dices y lo que haces. Tu credibilidad es la clave para que te sigan.
Para persuadir a los demás debes conocer cuáles son sus motivaciones y sus intereses. Recuerda que comunicar no es hablar, es hablar poco y escuchar al otro. La comunicación es la clave para todas las habilidades interpersonales: la persuasión, la negociación, la venta…
12. Crea una buena red de relaciones: ‘networking’
O creas un buen equipo y unas buenas relaciones, o tú solo no puedes hacer nada. Hay que esforzarse por planificar y priorizar los contactos necesarios en la agenda como cualquier otra actividad de la empresa. Resulta bastante obvio que los contactos son importantes para el empresario, sin embargo, muchos descuidan esta faceta, bien porque se centran demasiado en el trabajo de levantar el negocio día a día, bien porque son de los que todavía piensan que los contactos surgen, no se provocan. Nada más lejos de la realidad. Una buena red de contactos debe proporcionarte todos los recursos que tengas que buscar fuera de tu empresa: información, tecnología, financiación, asesoramiento…, y para ello debes planificarla y diseñarla de antemano.
Cómo desarrollarla
Para darte a conocer, invita a tus posibles clientes a sesiones gratuitas de presentación y prueba de tus productos. Intenta establecer un diálogo con las personas más significativas de tu sector, proponiéndoles formas de cooperación en el mercado, alianzas… Las asociaciones de empresarios son un buen lugar para ello. No limites las relaciones a temas estrictamente profesionales, intenta intercambiar información personal para crear cierta complicidad: el fútbol, los hijos, los proyectos… abren la puerta a futuras confidencias sobre el mercado, a posibles alianzas en el futuro…
13. Capacidad para negociar
La principal causa de fracaso de muchas negociaciones de emprendedores inexpertos. Y es la primera lección que cualquier persona que decida potenciar esta habilidad debe recordar. La negociación es una habilidad imprescindible para los negocios y hay que preparársela.
Cómo desarrollarla
Durante la negociación debes adoptar una postura dialogante, buscar una posición de ganar-ganar, no intentar vencer al otro. Además, debes intentar conectar personalmente con la otra parte. Yo negocio con muchos extranjeros y siempre intento demostrarles un respeto por su cultura… La empatía es muy importante.
Si tu interlocutor es una entidad financiera, no vayas pensando que te están haciendo un favor; pregunta antes en otras entidades las condiciones que ofrecen y ve al banco con el que vas a negociar con una postura de ‘tengo esto, ¿qué puedes ofrecerme?’.
14. Liderazgo
Liderar una empresa no es lo mismo que limitarse a decirle a cada empleado lo que tiene que hacer. Entre una y otra forma de dirigir está la capacidad del emprendedor para transmitir su propia ilusión al equipo. Un requisito básico para que se impliquen personalmente en el proyecto cuando empieza a crecer el negocio.
Cómo desarrollarla
La asertividad es muy importante para que los otros se impliquen en el proyecto. Debes ponerte en la situación de tus empleados y hacer que ellos también se pongan en tu piel haciéndoles sentir como un cliente, para que comprendan por qué se toman determinadas decisiones.
El diálogo también es clave. También es importante que cada uno tenga muy claro cuáles son sus obligaciones. La comunicación es también clave para conocer a tu gente, para detectar sus motivaciones y sus necesidades. Para que la gente te siga y esté motivada no te olvides de poner a su alcance todos los medios necesarios para cumplir sus objetivos.
Por último, recuerda que tus actos son como un espejo en el que se miran los demás. Para ganarte su confianza y que respeten tus normas intenta actuar siempre con coherencia, admite tus errores cuando sea necesario y no te cuelgues todas las medallas por los éxitos alcanzados. Deben sentirse parte del éxito.
15. Capacidad para tomar decisiones, incluso en situaciones difíciles
La toma de decisiones es una habilidad muy ligada a la iniciativa y a la orientación al logro característica de todos los emprendedores. Pero incluso personas con iniciativa y seguridad en sí mismos pueden llegar a sentirse bloqueados, por diferentes motivos. La mayoría de las veces, lo que sucede es que los promotores del negocio tienen que tomar decisiones difíciles sobre temas que no dominan. Su inseguridad en esos temas puede limitar la capacidad para adoptar una respuesta.
Otras veces se bloquean en la primera fase de la puesta en marcha de la empresa porque no tienen claro cuál es el enfoque del negocio o no saben cómo seguir adelante cuando surgen problemas a los que no encuentran una salida.
El valor de la experiencia
En la capacidad para tomar decisiones difíciles influye de forma directa la experiencia del emprendedor. Quienes han pasado por un proceso previo de creación de empresa tienen más facilidad para tomar decisiones en situaciones de crisis que los emprendedores novatos. A estos últimos, les recomendamos que se esfuercen por convertir las intenciones en acciones y que intenten ser más flexibles como empresarios. La capacidad de decisión está muy ligada a la flexibilidad.
Cómo desarrollarla
Analiza cuál es el origen de tus bloqueos mentales. Si tu problema es que eres demasiado analítico, intenta agilizar tu capacidad de decisión acostumbrándote a valorar y sintetizar los problemas por escrito. Intenta detectar criterios que te hayan ayudado a tomar decisiones de éxito en diferentes situaciones para poderlos poner en práctica en situaciones similares.
Si la incapacidad para tomar decisiones se debe a una tendencia a posponer las decisiones difíciles, oblígate a salir de esta trampa poniéndote límites. Hay que planificar, priorizar las tareas en función de tu tiempo. Unos se quejan de que les falta tiempo, y otros, con el mismo tiempo consiguen grandes cosas, porque actúan. Ésta es la diferencia. Otra forma de obligarnos a actuar cuando estamos en un callejón sin salida consiste en salir del área de comodidad en la que a veces nos instalamos y que nos impide buscar nuevas formas de hacer las cosas. Busca distintos enfoques a los problemas.
Potencia otras habilidades relacionadas con ésta, como la capacidad para asumir riesgos y la creatividad, una habilidad clave para idear soluciones creativas en momentos de crisis.
16. Adaptación al cambio
Cambios en el mercado, innovaciones tecnológicas, modificaciones legislativas… Como empresario debes tener muy claro que cuando tienes una visión de un negocio y te dices ‘ése es mi camino’, pasado mañana te puede haber cambiado el mercado y tienes que adaptarte. Lógicamente, de la flexibilidad del promotor va a depender la supervivencia de la empresa. Pero también de la capacidad de adaptación al cambio del resto del equipo. En la gestión del cambio el emprendedor debe involucrar a toda la gente implicada en el proceso. Por ejemplo, si vas a implantar un ERP en la empresa, puedes encontrarte con que hay personas que están desorientadas con el programa, que no quieren implicarse en el cambio… Tienes que hacerles ver que ellos también forman parte de ese engranaje.
Cómo desarrollarla
Acostúmbrate a tomar las decisiones menos arriesgadas de forma improvisada, para mejorar así tu capacidad de reacción en poco tiempo.
Intenta rodearte de un equipo de personas lo más heterogéneo posible, tanto en lo relativo a su formación como a su personalidad. Te ayudará a potenciar la capacidad para adaptarte a diferentes formas de ver y de hacer las cosas.
No te dejes vencer por la rutina e intenta variar en lo posible la forma de hacer tus tareas al frente de la empresa. Este ejercicio de superación personal te ayudará a recordar que siempre hay diferentes caminos para llegar al mismo sitio. Por último, intenta mejorar tu capacidad para anticiparte a los cambios potenciando la intuición y tu visión de futuro.
17. Capacidad creativa
La influencia de la capacidad creativa en el éxito o fracaso de un negocio va más allá de la mera capacidad para inventar objetos innovadores o de crear una campaña de comunicación rompedora. En realidad, esta habilidad se puede aplicar a todos los procesos de un negocio. Es clave para detectar oportunidades de negocio, para encontrar soluciones eficaces en momentos de crisis, para salir airoso de una negociación complicada… Y es que no es más creativo quien tiene ideas extravagantes, sino quien encuentra más soluciones a un problema. Y esta capacidad depende, de la confianza en uno mismo y del entorno en el que nos movemos. Un ambiente libre, sin cortapisas, sin castigos posteriores por los errores, potencia la creatividad de todo el equipo. Por contra, quien se autocastiga por los errores bloquea su creatividad.
Cómo desarrollarla
Las personas más creativas son las que buscan más allá de lo establecido. Acostúmbrate a saltarte las normas y a cuestionártelo todo.
Cuando te enfrentes a un problema, céntrate en los procesos sin pensar en los resultados. La obsesión por hallar una solución viable limita la creatividad. El inconformismo también tiene mucho que ver con la innovación. Intenta encontrar el mayor número de respuestas posibles a tus problemas. Una buena forma de conseguirlo es aprender a ver los problemas desde nuevos puntos de vista. Por último, recuerda que la falta de creatividad se puede suplir también con la participación de más gente en la toma de decisiones. Si hay más puntos de vista, te resultará más fácil encontrar nuevas soluciones.
18. Capacidad de planificación
La planificación es clave para anticiparse a los problemas y poder resolver varios conflictos a la vez. En términos generales, los emprendedores son buenos planificadores. Si tienen muy claro lo que quieren conseguir y hacia dónde deben orientar su negocio son capaces de organizar y planificar bien el proyecto. Cuando esta habilidad falla, es que el emprendedor no tiene muy claro cuál es el enfoque de su negocio.
Cómo desarrollarla
Una forma sencilla de clarificar las ideas –y que resulta muy útil para planificar los procesos de una organización– consiste en plasmar las ideas de la forma más condensada posible. Por ejemplo, mediante un esquema o un mapa mental. Consiste en realizar un dibujo similar al tronco de un árbol del que van saliendo ramificaciones más o menos gruesas en función del peso que tienen las ideas que representan. Se empieza situando en el tronco la idea o problema central y de ahí se van realizando ramificaciones con las ideas clave del proceso. A estas ideas principales se van añadiendo, a su vez, nuevas ramificaciones con ideas secundarias. Este ejercicio permite ver las conexiones de todas las ideas y procesos entre sí con un simple golpe de vista, facilitando así la generación de nuevas ideas.
19. Capacidad para crear oportunidades
Dos de cada tres personas que montaron un negocio en el último año lo hicieron porque habían detectado una oportunidad. El carácter observador y la curiosidad innata de muchos promotores son dos rasgos que facilitan, sin duda, su visión de las oportunidades de negocio. El problema puede surgir cuando estos visionarios no son capaces de distinguir entre oportunidades reales y oportunidades engañosas. Muchos ven una oportunidad cuando detectan un nicho de mercado, sin detenerse a analizar si realmente existen unas necesidades personales no cubiertas. Es decir, sin comprobar si la idea tiene un público potencial. Otra trampa está en considerar que cualquier producto innovador es una excelente oportunidad de negocio. Muchos productos innovadores fracasan porque resultan demasiado caros de producir o porque el público no les encuentra una utilidad.
Cómo desarrollarla
Para detectar oportunidades reales debes conocer bien el mercado en el que te quieres mover. Analiza detenidamente a la competencia y a sus clientes e intenta detectar necesidades no cubiertas o posibles cambios en los gustos y/o comportamientos de los consumidores. Eso sí, antes de lanzarte a la piscina, asegúrate de que tu idea de negocio es sostenible en el tiempo y que no está basada en una moda pasajera. Recuerda también que muchas oportunidades de negocio surgen dando una pequeña vuelta de tuerca a negocios existentes. Por ejemplo, aplicando tecnología a negocios tradicionales como han hecho muchos negocios a través de Internet. Otra idea fundamental es que las oportunidades están más en el mercado que en los productos. Especialízate en pequeños nichos de mercado que no estén cubiertos por las multinacionales, como la moda para personas de tallas grandes. Otra forma de encontrar tu oportunidad en los mercados puede estar en vender fuera productos tradicionales españoles. O al revés, copiar algún negocio que triunfe fuera.
20. Capacidad para crear equipos
La falta de habilidades para crear equipos eficaces ha complicado el crecimiento del negocio de más un emprendedor, precisamente cuando todo parece que empieza a ir sobre ruedas. Y es que hay demasiados factores que determinan la formación de un equipo. Muchos fallan al seleccionar a sus empleados porque no han definido bien el perfil del puesto que van a ocupar. Otros cometen el error de promocionar a las personas con las que empezaron el negocio o ponen a personas equivocadas en puestos clave para la empresa. Y la mayoría fallan en la gestión de las personas del equipo. No saben motivarles, comunican mal, les cuesta delegar… La incapacidad para delegar es posiblemente la mayor dificultad de casi todos los emprendedores. Para ellos su empresa es como un hijo, les cuesta mucho dejarla en manos de otros y terminan buscando personas a las que puedan decirles lo que tienen que hacer.
Cómo desarrollarla
Los buenos equipos se deben aprovechar al máximo. No intentes hacerlo todo tú mismo y aprende a delegar. Cuanto más crezca tu negocio mayor cantidad de responsabilidades debes delegar. Debes recordar que si eres autoempleado, tu empresa viaja siempre contigo; si eres empresario, la empresa funciona cuando tú no estás. Por último, para retener a los mejores, debes escuchar la opinión de tus empleados y no intentar imponer siempre tu propio criterio. Cuida la comunicación con tu equipo, ya que cuando la empresa crece una parte de la comunicación interna se pierde.
FUENTE: BUSCAR EMPLEO – de emprendedores.es
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