Hay crisis. Los procesos de crisis son durísimos para la gran mayoría y perjudica a casi todos con efectos en nuestra vida, nuestras circunstancias y en nuestra forma de ser. En las crisis, las personas sienten desasosiego. Las oportunidades disminuyen creando la sensación de no salida y asfixia.
No todo es negativo. En la crisis también hay renacimiento. Nacen nuevas formas de vivir que satisfacen más nuestras necesidades o nuevos negocios… uno se hace emprendedor…Y con el tiempo surge la adaptación y podemos hasta vivir con la crisis afectándonos severamente.
El mercado laboral de hoy vive en crisis. Sus necesidades son menos en cuanto en número de trabajadores y más en cuanto a necesidad económica.
El ambiente que ha generado este nuevo mercado laboral, con menos ofertas, más requisitos, más competencia, peores condiciones… es deprimente. Los trabajadores sienten que, si consiguen un trabajo, será en peores condiciones y habrá de “tragar” más porque no hay mucho donde escoger.
Es la ley de la oferta y la demanda. ¿Menos oferta y más demanda? Pues la oferta que queda, sale al mercado con peores salarios y más requisitos, ya que puedo pagar al mejor por menos. Esto no lo cambiará ninguna ley. Simplemente, cuando haya más oferta, los precios se compensarán y los requisitos se relajarán.
Aún así, una crisis pide un esfuerzo. La persona que ha trabajado de administrativo durante 20 años en la misma empresa con un mismo programa informático, específico para esa empresa y que sólo necesitaba el castellano, sale al mercado ya con una edad que, estadísticamente probado, a las empresas les cuesta más contratar, sin los conocimientos que ahora le piden (catalán, inglés, francés, A3NOM, SAP, EXCEL, Facturaplus…) y habiendo de trabajar para una empresa con una forma de trabajar muy distinta a la aprendida. ¿Qué podemos hacer? Formarnos. En otro post ya hablaré sobre la formación, porque aquí, alguno de vosotros seguramente habréis pensado que no hay cursos o que has hecho alguno y no te ha servido de nada. Ya hablaré de esto otro día.
La adaptación requiere un esfuerzo, y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo, aunque se diga verbalmente que sí. ¿Por qué? Porque cuesta aceptar, Cuesta reconocer que estás fuera. Uno se siente enfadado e infravalorado. Las circunstancias han cambiado y uno cree que a él no le va a afectar hasta que le pasa. O lo cree pero no hace nada porque cambiar no siempre es fácil y menos cuando uno se queda fuera por “no valer”, según el mercado laboral.
Y aquí surge el negativismo. La base del negativismo es: ¿Para qué voy a hacer algo si el mundo se empeña en ponérmelo difícil? Vuelvo al principio. Estamos en crisis. Por lo tanto las conductas negativas aumentan. Es normal. Pero no sirven. Es un hecho.
En el servicio donde trabajo tenemos una media de 58% de inserción. Es un dato del que estamos muy contentos porque detrás hay muchas historias de dificultades, que ahora se alivian. Pero nos preocupamos por el resto, el 42% que no encuentran trabajo.
De estos, un 27% es porque no tienen los estudios y conocimientos que ahora requiere su profesión. Un 17% lo desconocemos, porque son perfiles que podrían estar trabajando pero no lo hacen. Un 13% dejan de buscar trabajo por causas personales. El resto, un 43% consideramos que su actitud es negativa y de resistencia a la búsqueda de trabajo. De hecho, de este 43%, un 13% comprobamos que no buscaba trabajo. Ya sé que esto es muy subjetivo, pero cuando lo ves en grupos que llegan a ser más de 200 personas ves que el dato es relevante y cierto. De hecho, en su momento pensamos que entre el grupo que encontraba trabajo podría haber similar porcentaje de personas con conductas negativas… pero no. Eran excepciones.
Una aclaración. El negativismo que afecta es el continuo, el nihilista, el que te asegura una derrota segura porque, en realidad, está justificando que no encuentres trabajo. Puntualmente, es lógico y adaptable el venirse abajo y no acaba afectando a la energía que inyectamos a la búsqueda de empleo.
¿Cómo podemos detectar este negativismo?
Cuando dejamos de confiar en las principales vías para encontrar empleo (portales web) porque nunca nos han llamado para una entrevista. “Infojobs no funciona” me han dicho muchas veces. No lo dicen ni las estadísticas ni mi experiencia personal. Conozco miles de caso a los que les llaman para entrevista mediante este portal… ¿no puede ser que algo se esté haciendo mal? (mirad esta entrada anterior: uso-eficiente-de-infojobs-i)
Cuando no confiamos en profesionales de la orientación y nos resistimos a sus consejos. Realmente, en ocasiones hay personas con las que es difícil trabajar porque valoran que tu método o conocimiento no es válido, a pesar de que la forma que tienen de buscar trabajo no ha tenido resultados positivos.
Cuando pensamos que no nos van a contratar por la edad. Antes que nada, es cierto que a más edad menos contratación, pero también os podría contar de muchos casos de éxito (45% de personas insertadas en el dispositivo que trabajo son personas de más de 45 años). Pero creo, sinceramente, que a veces nos limitamos aún más nosotros de lo que ya lo hace el mercado laboral.
Cuando pensamos que realmente no hay trabajo. Sí lo hay. Menos, que hace unos años, pero lo hay. En el 2013, Infojobs en Barcelona publicaba una media de 470 ofertas por día laborable. En el 2014, 520, aproximadamente. Poco a poco, pero hay más oferta.
Cuando pensamos que prepararse una entrevista es absurdo y no sirve de nada. Dime cómo buscas trabajo y te diré cómo trabajas. Conozco mucha gente que teme a la pregunta ¿Cuánto quieres cobrar? O la de “dime tres aspectos negativos tuyos? Aún sabiendo que la hacen a menudo y no saber la respuesta, ¡no se la preparan! Es una actitud de resistencia. Hay que analizar la pregunta y tener una respuesta más o menos pensada. Ayuda, y mucho, prepararse las entrevistas (podéis mirar en el post con ese nombre).
Cuando uno piensa que las ofertan piden un montón de requisitos que uno no tiene. ¡A buscar formación! Os aseguro que sé de casos que necesitaban un carnet de carretillero para tener más opciones y lo utilizaban como excusa de no encontrar trabajo. Es un carnet que se saca en dos días, y dos meses más tarde ¡aún no se habían apuntado al curso a pesar de haberles dado la información de dónde se lo podían sacar gratuitamente¡ Maldita resistencia y zona de comodidad.
La dichosa frase: “siempre hay 300 personas apuntadas por oferta”. Es un indicador de que nos estás haciendo una búsqueda de trabajo eficiente. Seguro que miras las ofertas a través de los correos que te llegan de infojobs o miras las ofertas por palabras y no se clasifica por fecha automáticamente. Donde trabajo, las personas se apuntan a ofertas de infojobs donde no hay nadie o casi nadie inscrito. Todo depende de la frecuencia de búsqueda y de la forma de buscar.
“Las preguntas que hacen los técnicos de selección son una tontería”. Habrá entrevistadores mejores que otros pero, ¿realmente creemos que no se preparan nada o que no hacen las preguntas por algo?
Se denota también cuando uno se queja por todo. Cuando no le llaman para la entrevista, porque no le llaman; cuando le llaman, ya se queja de la entrevista temiendo ver qué se va a encontrar. Y cuando se encuentra empleo, se queja del empleo…
Por último, y como caso que a mí más me ha sorprendido es cuando has puesto en bandeja una oferta a alguien que cumple 100% los requisitos y la ha dejado escapar, respondiendo dos días más tarde, o sin responder… Donde trabajo, a veces nos pasan ofertas y enviamos a los candidatos que cumplen los requisitos. Puede que incluso sólo vayan a valorar nuestros candidatos. Y a pesar de todo, hay personas que no se presentan. Igual que cuando era técnico de selección, mucha gente no se presentaba a la entrevista.
Y así, un sucesivo argumentario que lo único que hace es no poner el acento en lo único que realmente podemos mejorar y que nos puede asegurar más el encontrar un trabajo: nuestra forma de buscar empleo.
Todo ello acaba generando menor frecuencia en la búsqueda de trabajo, búsqueda de forma menos eficiente y con la energía equivocada, oponiéndose al propio proceso o incluso al entrevistador. Os aseguro que en una entrevista puedes ver en muchas ocasiones quién está quemado y quién no. Y también os aseguro que no ayuda mucho a resolver favorablemente vuestra candidatura una actitud de resistencia o negativa.
¿La receta contra la negatividad? Difícil, pero el siguiente post que cuelgo intento dar un poco de claridad al asunto.
Un saludo.
FUENTE: elcandidatoidoneo.wordpress.com