Hace  años, allá por el 2000 era  habitual que, al menos en Andalucía, las ONG’s pudieran llevar a cabo una parte muy importante de sus programas sustentándose en exclusiva en la financiación aportada  por las instituciones públicas en sus diferentes convocatorias.

En el desempeño de mi labor como Trabajadora Social he podido ver cómo esa realidad ha cambiado de manera inevitable. La crisis actual, ha reducido estas aportaciones económicas, ya que las partidas presupuestarias para ese Tercer Sector han sufrido recortes, los presupuestos anuales se han cerrado antes del final del año o, directamente,  las subvenciones concedidas se han quedado suspendidas de pago.

Esto ha supuesto, una agonía para las ONG’s, sobre todo para las más pequeñas, aquellas que cuentan con no más de dos o tres técnicos y cuyos ingresos por parte de las cuotas de los socios y socias (otra forma habitual de financiación) no pueden sustituir todo lo perdido.

Es entonces cuando ha empezado a surgir con fuerza tímida la necesidad de un “cambio de paradigma” en la financiación, voces que reclaman un movimiento más activo desde las entidades para que alcancen un alto porcentaje de autonomía económica, liberando así a los presupuesto públicos.

Las ventajas de que una ONG pueda convertirse en cabeza de una pyme no sólo tiene que ver con la autonomía  financiera sino que además tiene a  nivel social unas repercusiones muy valiosas. Por su propia idiosincrasia, todos los productos o servicios que ofrecen redundan en una Responsabilidad Social Corporativa clara y de efectos directos sobre el terreno en el que activamente desarrollan su trabajo cada una de las ONG’s en cuestión. Me refiero, para ser más exacta a que:

1º.- Favorecen el mantenimiento de la estructura del Tercer Sector que atiende a una extensa población en España. Permitiendo sostener e incluso mejorar las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas gracias a la continuidad de los servicios que prestan.

2º .- Tienen un carácter integrador, pues las ONG’s que desarrollan empresas contratan, como personal trabajador, a aquellas personas que son o fueron usuarios/as de sus servicios como ONG, por lo que dan oportunidades laborales a personas que, en el “mercado laboral habitual”, tendrían menos oportunidades de ser contratadas por cuestiones de discapacidad, pertenencia a poblaciones en alto riesgo de pobreza, inexperiencia laboral, escasa formación, etc.

3º .- Mejoran las porcentajes de desempleo juvenil y femenino. Son estos dos colectivos con los que más se  ha cebado la crisis y son, en contraposición, los que más participan en la consolidación de estas empresas sociales, permitiéndoles que una realidad de emancipación y ruptura de dependencia familiar o frente a la pareja se haga tangible.

4º.- Disminuyen los porcentajes de población sin la educación básica obligatoria.  Muchas ONG’s, como medida preventiva frente a la exclusión social originada por cualquier tipo de problemática, promueven muy variadas acciones formativas, conocidas como Talleres Pre- laborales, que son atractivas para aquella población que, antes de la edad deseada, ha abandonado los estudios sin conseguir una titulación.  Esta cantera  que sirve de apoyo y de bolsa de trabajadores y trabajadoras para las entidades, en un porcentaje significativo, retoma los estudios pues toman conciencia de que a mayor formación, mayores posibilidades de mejora.

Este retorno a las aulas y a la formación reglada, no sólo no es  algo negativo para las entidades, pues a veces los y las trabajadoras abandonan sus puestos de trabajo para dedicarse de pleno a sus estudios, sino que suponen un ejemplo real, un espejo en el que otras personas pueden mirarse y confiar en que hay oportunidades de mejora.

5º.- Reduce, de manera significativa, las dependencias de las instituciones. Es fácil de entender: tener un trabajo redunda en el poder adquisitivo de la persona en cuestión, por lo que recurrir a la prestación por desempleo, la Renta Activa de Inserción y similares ya no es tan necesario. Resultado: autogobierno de cada persona y ahorro en los maltrechos presupuestos.

6º.- Producen un impacto ambiental positivo. Un número importante de estas Empresas Sociales articulan sus actividades con una filosofía de respeto por el medio ambiente mediante la reducción de consumo energético, la reutilización de sus desechos, utilizando materias primas ecológicas e incluso ofreciendo servicios de por sí respetuosos con el medio ambiente como: el cultivo ecológico o la limpieza industrial con productos eco-sostenibles.

No voy a negar que el emprendimiento supone un esfuerzo extra y un riesgo económico que puede entenderse como una contradicción ya que estoy hablando de que las ONG’s tiene dificultades de financiación. No es un camino idílico que se pueda  conseguir  en apenas dos pasos, pero el beneficio es más que evidente, por eso, desde aquí no me queda más que animar a todo aquel rutero o rutera que trabaje o colabore con una ONG y que quiera verla prosperar, a que ponga en su subconsciente y en el de sus compañeros y compañeras la idea de emprender pues, como he dicho más arriba, no sólo se trata de tener más sino de tener y de producir algo mucho mejor.


Fuente; http://www.lanuevarutadelempleo.com/node/6464