El avance de la biotecnología de los procesos metabólicos permite entender el significado biológico del SFC y trasladarlo al ámbito laboral.
Nada menos que un nematodo, el verme Caenorhabditis elegants, podría haber dado la pista para entender en clave de la biología evolutiva el sentido y una interpretación creíble para el síndrome de fatiga crónica (SFC), patología que se extiende y que afecta ya entre el 1 y el 3 % de la población en muchos países, aunque en algunos, debido a su especial idiosincrasia no esté ni siquiera reconocido. Esta enfermedad aparece ya en algunos adolescentes, de forma totalmente invalidante, y se cierne de manera preferente en mujeres (del orden de 2-4 veces más de prevalencia) en edad adulta.
Y es que la especie humana comparte tanto como un 35% de su genoma con este nematodo, y se ha visto que determinadas estrategias metabólicas podrían ser similares o compartidas. Este gusano, muy bien estudiado y conocido por la ciencia, no mide más de un milímetro de longitud y, en condiciones favorables (20ºC) se desarrolla de forma muy rápida, en 3,5 días alcanza la fase adulta y reproductiva, a través de otras 4 fases larvales, pero en un entorno vital desfavorable desarrolla una fase larval de estrategia resistente: la larva dauer.
¿Y qué es un entorno vital desfavorable?
Pues simplemente, cualquier entorno que represente una amenaza directa para la supervivencia: falta de nutrientes, superpoblación, o condiciones de temperatura o ambiente químico que impiden o dificultan en extremo la subsistencia. Se trata, pues, de una amenaza directa a la vida, al estatus de supervivencia y ello ha generado evolutivamente en este gusano una estrategia polimórfica de supervivencia. O cambia, o muta a forma dauer o perece.
Diapausa, hibernación o crecimiento
Para este gusano, la estrategia metabólica tiene dos caminos; en condiciones favorables el crecimiento rápido y la maduración, pero en un entorno vital desfavorable, el gusano cambia por completo su estrategia metabólica y entra en una fase de diapausa (hibernación), una forma especialmente resistente que le permite enquistarse durante meses si conviene, esperando que las condiciones del entorno vuelvan a ser favorables: ésta es la larvadauer. Esta forma resistente, aguanta sin ingerir alimento durante meses, para por completo el crecimiento, cambia su metabolismo convirtiendo las reservas adquiridas de grasa en glucosa y transmuta el metabolismo aerobio a un metabolismo de tipo fermentativo; un cambio drástico, un viraje de 180º en la estrategia vital. Ello le permite soportar condiciones de estrés vital crítico: desecación, calor, falta de alimento, estrés oxidativo, aunque ello no es óbice para que la larva dauer pueda mantener una cierta movilidad que le permita desplazarse entre sustratos verticales, una estrategia de dispersión eficaz en clave de supervivencia.
Existen animales superiores conocidos que mantienen estrategias parecidas, topos, osos… los cuales tienen la capacidad de hibernar de forma estacional, en condiciones desfavorables, pero hasta ahora nadie había descrito ni siquiera sospechado una estrategia de este tipo para la especie humana.
Respuesta hipometabólica en humanos
Pues bien, en un estudio recientemente publicado (Julio 2016), se estudiaron los metabolismos celulares de 84 personas, hombres y mujeres, la mitad de los cuáles tenían un diagnóstico de SFC y la otra mitad se tomaron como grupo de control. Si bien las evoluciones patológicas del SFC son muy diversas, de 63 vías metabólicas estudiadas, se constató que los enfermos de SFC tenían alteradas 20 vías metabólicas características y coincidentes en todos ellos, lo cual las hacía elemento de diagnóstico de la enfermedad. Lo asombroso del caso, estas anomalías metabólicas, lejos de revelarse como patológicas, se vio que eran altamente coincidentes con la conservación en humanos de la estrategia bioquímica metabólica conocida de la larva dauer, la respuesta bioquímica a entornos de estrés vital desfavorables. ¡Sorprendente! Ahí no había nada que no funcionara, se trataba sólo de una estrategia. Pero con un fatal resultado: fatiga central invalidante, pérdida del tono y resistencia musculares, pérdida de la memoria, dificultad para concentrarse, desaparición del deseo y aparición de nódulos linfáticos, entre otros síntomas perniciosos.
Entornos laborales vitalmente desfavorables
Pero los humanos no son gusanos. ¿Qué lectura entonces podemos hacer nosotros de este descubrimiento? La ciencia nos describe los procesos naturales; la interpretación, sin embargo, resulta difícil, pero tenemos pistas. Los que han estudiado el estrés en primates y en humanos, coinciden en señalar que tanto unos como otros perciben como amenaza vital (en clave de supervivencia) cuando entra en jaque nuestro estatus o posición social. Básicamente, nuestro estatus social, en una sociedad moderna, depende de la solidez de nuestro entorno familiar, que nos ofrece protección cooperativa (protegemos y somos protegidos), nuestra posición económica y nuestro estado de salud. El puesto de trabajo y el éxito en nuestros retos laborales son pilar fundamental de nuestro estatus social y vital. Si ello se tambalea, lo vivimos como una amenaza vital. Está por ver si el SFC va a poder relacionarse efectivamente –o no- con situaciones de entornos laborales vitalmente desfavorables. Pero los indicios apuntan en esta dirección y mucho habrá que trabajar para encontrar formas de revertir la patología.
Si analizamos un poco, la estrategia laboral humana, históricamente, ha intentado dotar de entornos laborales estables: puestos de trabajo de contrato indefinido, funcionariado con plazas “de propiedad”, cargos públicos con “plaza propia”… nos gusta sentirnos seguros y estables en el frente laboral. Aunque existen trabajadores adaptados a estrategias de beligerancia, tales como los trabajadores autónomos comerciales a comisión, destajistas, taxistas, transportistas… sin que ello represente una vivencia de inestabilidad vital. Paralelamente, hemos trazado estrategias de estabilidad familiar: matrimonio “hasta que la muerte lo separe”, sistema de vivienda en propiedad; y por último, un sólido sistema sanitario que garantice nuestra salud y alternativas de pensiones en caso de enfermedad: todo lo estratégicamente vital hemos pretendido tenerlo controlado.
Sin embargo, en los últimos tiempos, y de forma acelerada, toda esta seguridad vital se ha visto profundamente alterada. Las familias y el sistema de vivienda han visto su estabilidad amenazada, y parece que también las pensiones podrían verse en jaque. El sistema sanitario que se tambalea con los consabidos recortes y el entorno laboral del S XXI se ha revelado drásticamente desestabilizante. Se habla que, en plazos medios, de 10-15 años, más de la mitad de los puestos de trabajo están todavía por crear, y la vorágine de destrucción de puestos de trabajo va que vuela, con una previsión para los años cercanos de que se vaya a acelerar.
Todo este cambio de escenario sería un explicativo del aumento de los casos de SFC.
Evolución de las habilidades
Tradicionalmente, el estatus social está directamente ligado a las habilidades que los humanos adquieren durante su juventud, bien sea en sus estudios o en el aprendizaje de un oficio o profesión. Ser médico, jurista o carpintero es una garantía de poder mantener el estatus.
Pero ahora los tiempos han cambiado: ser técnico instalador de fibra óptica no garantiza nada, sabemos que en poco tiempo aparecerá una nueva tecnología mejor, más rápida y más económica y la fibra óptica quedará obsoleta y será sustituida. Es cuestión de… pocos años. Lo que aprendimos en nuestra juventud, probablemente va a servir, pero ya no será suficiente, habrá que incorporar nuevos conocimientos y habilidades. Y las empresas, los sindicatos, deberán ofrecer los necesarios soportes para que eso sea factible. Las personas necesitarán, para poder sobrevivir laboralmente, un acceso al conocimiento, en el plano de soporte vital. El que no pueda aprender, incorporar habilidades, tecnología, nuevos medios, perderá su estabilidad vital.
Todo ello da que pensar en un futuro laboral menos individualista y más cooperativo; el conocimiento colectivo está ganando terreno a marchas forzadas al conocimiento individual. Los licenciados de los másteres de las mejores escuelas de negocios deben emigrar para encontrar un trabajo digno – eso si es que llegan a encontrarlo- y, sin embargo, quien sabe gestionar un blog de viajes con una estrategia de mercado acertada y moverlo en redes sociales, puede vivir y ganarse bien la vida allá donde le plazca, incluso gestionarlo desde la otra punta del planeta; eso tenga título alguno o no lo tenga, ¡qué más da! Los youtubers están marcando pauta de lenguaje y de estilo en los medios de comunicación tradicionales como la televisión; y es que el futuro ya está aquí, sólo tenemos que abrir los ojos, darnos cuenta y dejarnos de pamplinas y cambiar el chip.
Yo mismo, si puedo aportar contenidos a este blog no es tanto por mi aprendizaje universitario en tiempos de juventud -que también-, sino por una cierta capacidad de bucear el las fuentes del conocimiento colectivo y, así, mantenerme al día y laboralmente vivo.
AUTOR Y AGRADECIMIENTO A: Xavi Iribarren
FUENTE: PREVENBLOG – @prevencontrol
VER + EN: http://prevenblog.com/sindrome-fatiga-cronica-entorno-laboral/