Así lo atestiguan los resultados de la 10ª edición del Informe sobre reporte de Responsabilidad Corporativa de KPMG, publicado recientemente a partir del análisis de 4.900 empresas de 49 países.

El estudio detalla las tendencias actuales de reporte en RC y ha sido diseñado para servir de guía de buenas prácticas para los profesionales encargados de realizar el reporte de RC y a la vez como orientación para inversores que incorporan criterios ambientales, sociales y de gobierno (ESG) en sus evaluaciones sobre desempeño y riesgo de las empresas.

Tendencias a nivel global

El aumento de la regulación en el reporte y también de la cantidad de reportes integrados son las dos principales tendencias mundiales que se pueden extraer del estudio.

Diversos países en todo el mundo están creando leyes de divulgaciónsobre cuestiones ESG y muchos otros se les van a unir en un futuro próximo, lo cual es un aviso para navegantes de que los niveles de divulgación de esas cuestiones van a ir creciendo, endureciéndose y añadiendo nuevos requerimientos hasta ahora no contemplados.

Por otro lado, es cada vez más común sobre todo en las grandes empresas el reporte de cuestiones “no financieras” dentro de sus reportes financieros. Las líneas que separan esas cuestiones de las meramente financieras se están difuminando, de manera que se espera la fusión de ambos tipos de reportes hacia uno integrado se acelere en los próximos años.

El reporte de RC ya no es una opción

La publicación de reportes de RC por parte de las 100 mayores empresas españolas por nivel de ingresos (las referidas en el estudio como N100 España) sigue aumentando. Mientras en 2015 eran un 84% las que los publicaban, en 2017 han pasado a ser un 87%.

Ese 87% de empresas españolas se acerca al 90% de diversos países como por ejemplo Japón, Reino Unido, India o Malasia, en los que las regulaciones, las bolsas de valores y la presión de los inversores impulsan los ratios de reporting de las empresas nacionales.

En cuanto a la inclusión de información no financiera en sus informes anuales, las empresas españolas estudiadas han pasado de un 51% hace dos años hasta un 68% en la actualidad, lo cual pone de manifiesto la importancia de este tipo de reporting en España que, aunque todavía no consigue estar a la par con los porcentajes de otras naciones, crece de manera importante junto a Japón, Brasil y México.

En cuanto a la inclusión de información no financiera en sus informes anuales, las empresas españolas estudiadas han pasado de un 51% hace dos años hasta un 68% en la actualidad.

El aseguramiento de los informes

La verificación externa de la información contenida en los informes de RC es cada vez más importante y más demandada por los grupos de interés.

No en vano, ese aseguramiento (assurance) reduce principalmente el riesgo en la toma de decisiones de los stakeholders al aumentar la veracidad de los datos aportados que son comprobados por terceros.

El assurance también permite que se puedan comparar empresas y valorar los indicadores incluidos en los informes de manera relativa, y en definitiva provee de mayor credibilidad a la información aportada por las compañías.

Este aseguramiento de los informes ha crecido en más del doble en los últimos 12 años a nivel global, pasando de un 30% en 2005 a un 67% en 2017.

A nivel español, en los dos últimos años el porcentaje de empresas que realizan assurance de sus informes se ha mantenido estable en un 55%, representando ese porcentaje en la actualidad a un total de 48 compañías.

En cuanto a alcance de verificación de esos informes aún hay camino por recorrer ya que solo el 54% de los mismos comprendía la comprobación de todo el informe, mientras que en el resto se verificaban indicadores o capítulos específicos (o selecciones de ambos).

Por lo que respecta al nivel de aseguramiento también hay mejoras a realizar, porque el 77% de las verificaciones se realizan a un nivel limitado.

El marco de referencia en el cual se basan las empresas españolas para hacer sus informes de RC es el del Global Reporting Initiative (GRI). En cuanto a versiones de este estándar, un 1% de las empresas reportaron en un antigua versión G3, el 90% optó por la G4, y un 9% ha reportado ya en la nueva versión GRI Standars.

La evolución de las directrices de informes de GRI hacia estándares modulares refleja la sofisticación continua de los informes de sostenibilidad. También significa que los estándares de GRI son más adecuados para su incorporación a las políticas de información de los reguladores de los mercados y gobiernos.

Los estándares de GRI son más adecuados para su incorporación a las políticas de información de los reguladores de los mercados y gobiernos.

El cambio climático, un riesgo del que se debe informar

El cambio climático es considerado como uno de los riesgos más acuciantes para el planeta y por tanto también para todas las organizaciones, lo cual provoca que los grupos de interés quieran estar cada vez más ampliamente informados de sus riesgos financieros derivados.

Aún así, las empresas españolas incluidas en el informe tienen mucho margen de mejora a la hora de comunicar estos riesgos, ya que sólo un 29% lo han hecho en su último informe anual.

Dentro de ese citado 29%, un 48% aporta una descripción del impacto del cambio climático en su negocio, otro 48% reconoce el riesgo financiero asociado pero no describen su potencial impacto y solo un 2% (una empresa) cuantifica los riesgos potenciales en términos económicos.

A nivel mundial, los países cuyas empresas informan más sobre los riesgos climáticos en sus reportes son Taiwán (88% de sus empresas), Francia (76%), Sudáfrica (61), EEUU (53%) y  Canadá (52%).

Los sectores de las empresas que reportan este tipo de riesgos son muy diversos. Entre los que más informan están las compañías pertenecientes a las industrias papeleras, químicas, de minería y extractoras de gas y petróleo.

En cuanto a las que menos atención prestan a proporcionar este tipo de información se encuentran las del sector salud, transporte y ocio, y retail.

DDHH, ODS y Acuerdo de París: conectados con la RSC

Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) se han convertido en una herramienta de comunicación fundamental para muchas empresas y permiten, entre otras cosas, hablar un lenguaje común entre diferentes actores como el sector público, el tercer sector o la empresa privada.

Un 53% de las empresas españolas estudiadas conectan los ODS con sus acciones de RC, y un 72% de éstas han identificado una media de 9 Objetivos relevantes para su negocio.

Comparadas con España, las naciones cuyas empresas relacionan más los ODS con sus actividades son Suecia (60% de sus empresas), Portugal (58%), México (51%) y Francia (47%).

El próximo desafío para las empresas es lograr contribuciones significativas al esfuerzo global para alcanzar los ODS. Los informes deben evolucionar para poder cuantificar, verificar y comunicar de manera efectiva qué impacto tienen las empresas en los objetivos.

De manera similar a los ODS, los derechos humanos (DDHH) han pasado también a formar parte de la agenda de RC de las organizaciones tras la aprobación por parte de la ONU en 2011 de los Principios Rectores sobre las Empresas y los DDHH.

El 82% de las empresas españolas reconocen los DDHH como una cuestión de negocio, y de éstas el 54% tienen políticas de DDHH y el 46% hace referencia directa a los Principios de la ONU.

Tanto a nivel español como global, muchas empresas todavía carecen de la capacidad para implementar los Principios Rectores aunque hagan referencia a ellos en sus informes de RC.

Las empresas deben pasar de simplemente informar los riesgos en derechos humanos a identificar, responder y remediar los impactos, lo cual requerirá un cambio radical de mentalidad.

Por último, la reducción de emisiones de efecto invernadero es otro de los temas que las organizaciones tienen interiorizados en sus políticas de RC.

En España el 60% de las empresas del estudio informan sobre sus objetivos de reducción de este tipo de emisiones pero, al igual que sucede en otros países, no todas las empresas vinculan esas metas directamente a objetivos climáticos globales.

Por ejemplo, en España, el 43% de las empresas los vinculan a objetivos globales (p.e. Acuerdo de París), el 8% a objetivos regionales, el 12% a objetivos nacionales y nada menos que el 37% no los vinculan a ningún tipo de objetivo.


AUTOR: Albert Vilariño

FUENTE: COMPROMISO EMPRESARIAL @Compromiso_Empr

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