‘La silla de la vida’, un corto documental que dignifica la vejez
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Sus autores son los hermanos Carlos y Roberto Valle
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Las protagonistas son dos ancianas y la silla que una de ellas utiliza para caminar
“Queríamos dignificar la vejez. Contar como llegan nuestros mayores a ese tramo final de la vida. Cómo luchan, como sonríen y cómo se apoyan mutuamente”. Así describen los hermanos Carlos (director) y Roberto Valle (Dirección artística) el cortometraje documental La silla de la vida (Auntie films), que cuenta la amistad de dos ancianas (Carmen y María) y que están paseando, con gran éxito, por Festivales de todo el mundo.
“Es la historia de dos ancianas, nuestra tía y nuestra abuela, que han vivido juntas toda la vida –asegura Carlos-. Que se apoyaban y se animaban cada día, día tras día. Y de la silla que una de ellas (Carmen) utilizaba para andar”.
“La idea de rodarlas –asegura Carlos- surgió de compartir su día a día, de la manera tan especial que tenían para desenvolverse, y de esa vieja silla que una de ellas usaba como andador y que es la clave del corto. Porque esa pequeña silla le daba seguridad para seguir adelante. Cuando veíamos la silla sabíamos que la anciana no podía estar muy lejos y viceversa”.
“Rodamos a las dos ancianas durante una semana –nos cuenta Roberto-. Y fue casi como rodar a los animales de los documentales de La2. Teníamos que esperar a que hicieran algo que para ellas era lo más natural pero que a nosotros nos pareciese exótico. Confieso que les pedimos que hablasen de fútbol porque les encantaba el Real Madrid y no se perdían ningún partido, pero todo lo demás es real; son sus expresiones y su manera de ver el mundo”.
Un corto documental que se permite una pequeña licencia al final “El último plano es un recurso de realismo mágico, pero todo lo demás que vemos es la vida real de estas dos ancianas, incluso su forma de llamar a la Coca Cola (“dame de lo negro”)”.
“El cine es el único acto de resistencia a la muerte”
“Nuestra tía y nuestra abuela eran cuñadas –nos cuenta Carlos-. Nuestra tía no se casó y vivió toda la vida a la sombra de su cuñada y su marido, en la misma casa. Era como una madre más para mi propia madre y sus hermanos. Como mi abuelo murió pronto -hace unos 20 años- han estado solas desde entonces en la misma casa”.
“Poco después de terminar el rodaje -asegura Carlos-, en 2012, Carmen sufrió un pequeño accidente que le impidió volver a caminar. No pudo volver a usar esa silla durante un año. Y fue como si con esa caída se le agotase la vida, porque terminó falleciendo. Fue cómo si al no poder usar esa silla, se le quitasen las ganas de vivir. Por eso la silla sería la metáfora de lo que nos hace seguir adelante”.
“Y la otra anciana ahora vive con sus hijos – continúa Carlos- Por eso lo bonito de este corto es que habla de una pareja que ya no existe pero que, a la vez, siempre perdurará gracias a este documental. Se han convertido en dos personajes que han trascendido a sus propios cuerpos físicos. Ahora que ya no están, se están haciendo famosas. Para nosotros nunca estará muerta porque sigue con nosotros gracias a este corto”.
Y eso me hace pensar en las palabras del novelista francés André Malraux (1901-1976) cuando dijo que “El arte (en este caso el cine) es el único acto de resistencia a la muerte”.
Rodado junto a los molinos de Don Quijote
Este cortometraje documental se rodó en 2012, durante una semana, en el pueblo toledano de Consuegra, muy conocido porque allí podemos ver los famosos molinos que el ingenioso hidalgo Don Quijote confundió con gigantes.
Y no se puede negar su trasfondo manchego, aunque eso no ha impedido su éxito en todo el mundo, ya que ha sido seleccionado en festivales como Eslovenia, Francia, Italia, Rumanía, Puerto Rico…
“De hecho –confiesa Roberto- el corto ha sido seleccionado en más de 16 festivales internacionales y ya nos han dado cuatro premios. Y eso que penSábamos que quizá no se entendería fuera de Castilla La Mancha, porque es un corto muy manchego, pero la vejez es un tema universal”.
La influencia de ‘Arrugas’
“La mayor parte del documental la rodé cuando estudiaba Bellas Artes –asegura Carlos- y cuando la gente vio ese primer material me decía que tenía un estilo parecido a Almodóvar, aunque yo casi no había visto películas suyas. Yo pienso que tiene más cosas del documental Nanook el esquimal (Robert Flaherty, 1922) y del cómic Arrugas (Astiberri), de Paco Roca. Pero al haberlo rodado cuando estudiaba bellas Artes también intenté darle una atmósfera especial, por eso creo que tiene muchas cosas artísticas, no es un documental al uso”.
“Y lo concluímos en 2015 –añade Roberto- por la falta de medios (somos muy jóvenes), y porque quisimos contratar a un compositor y a unos músicos para la banda sonora y a un animador para la secuencia final, que requería de efectos especiales”.
El éxito está animando a estos dos jóvenes a emprender nuevos proyectos, como nos cuenta Roberto: “Llevamos ya medio año haciendo cortos con la productora que hemos montado, Auntie Films. Nuestro lema es contar historias conmovedoras que inspiren, como las de desarrollo personal”.
“Ahora mismo –continúa Roberto- manejamos tres proyectos. El próximo es uno de animación, Segundito, que yo creo que parte de una idea genial. Sólo dura minuto y medio pero como la idea es muy potente hemos tenido la colaboración de grandes profesionales. Esperamos tenerlo terminado para abril. Y tenemos otro cortometraje documental sobre el fin de la cultura rural, pero es pronto para hablar sobre el”.
“Para hacer un corto – nos comenta Roberto- solo hace falta querer hacerlo; confiar en que puedes hacerlo y sobre todo, hacerlo. Hay gente que tiene miedo a salir de su zona de confort, pero hay que hacerlo. Y lo segundo y fundamental es tener una buena idea”.