Según datos de la Universidad Autónoma de Barcelona, el 60% de los municipios españoles cuenta con menos de mil habitantes y ocupan el 40% de la superficie del país. Se trata de los pueblos, que se encuentran en peligro de extinción amenazados por la falta de relevo generacional, y que podrían revitalizarse gracias a las iniciativas de los llamados ‘neorurales’.
El pueblo, ese remanso de paz al que muchos urbanitas acuden cada verano, cada puente o en cualquier momento en el que necesitan desconexión, se está apagando. El espacio rural está cada vez más despoblado y, sin embargo ofrece muchas más oportunidades de las que la opinión general se imagina, especialmente desde el punto de vista laboral. Las necesidades cada vez menos cubiertas de estas zonas se han convertido en un interesante nicho de mercado que empieza a despertar, pero al que aún le queda mucho recorrido.
Pero antes de entrar en detalles, es obligatorio conocer la realidad actual que amenaza a los pueblos de España. Las cifras las muestra el informe La sostenibilidad demográfica de la España vacía, elaborado por Joaquín Recaño y editado por el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Según este documento, el 60% de los municipios españoles tenía a 1 de enero de 2016 menos de 1.001 habitantes, ocupaba el 40% de la superficie y apenas concentraba el 3,1% de la población total del país. Los datos de Eurostat de 2015 situaban a 19 provincias españolas entre las menos densas de la Unión Europea, la mayoría localizadas en Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja y Aragón.
Por otra parte, la gran mayoría de los habitantes de estas zonas supera los 60 años de edad, y existe un gran desequilibrio de género entre los pocos jóvenes que allí quedan que frena la natalidad, ya que son más las mujeres que emigran. Este problema de despoblación de difícil solución podría dejar vacíos a medio plazo más de 1.800 municipios.
El estudio de Recaño los clasifica como “espacios rurales en riesgo de despoblación irreversible”, con las siguientes características: 110 habitantes de promedio, densidades de 4,3 habitantes por kilómetro cuadrado, con una edad media próxima a los 60 años y que han experimentado la máxima emigración femenina.
En busca de una oportunidad
La mayoría de las organizaciones implicadas en el desarrollo rural no albergan grandes esperanzas de que los pueblos más pequeños se recuperen. “De los 8.300 pueblos que existen en España, casi 5.000 tienen menos de mil habitantes, y unos 1.500 con menos de cien. Es un hecho que veremos desaparecer centenares de municipios en los próximos años, no hay solución que frene esto. Pero todavía hay posibilidades de salvar aquellos en los que aún hay vida”, apunta Juanjo Manzano, responsable de Comunicación y Desarrollo de AlmaNatura.
Esta compañía de carácter social está localizada en Arroyomolinos de León, un pequeño pueblo de 900 habitantes de la provincia de Huelva. Lleva 20 años demostrando que sí se puede emprender en el entorno rural, en concreto buscando la manera de empoderar a la población de estas regiones a través de cuatro ejes de intervención: el empleo, la educación, la salud y la tecnología, que a pesar del dictamen del imaginario popular, no siempre son deficitarios en estos municipios.
Con el objetivo de potenciar ese emprendimiento en la zona rural, AlmaNatura organizó junto a Impact Hub Madrid y la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) una jornada en la que consiguieron reunir a más de cien organizaciones comprometidas con este fin. En ella fueron determinantes las conversaciones entabladas con representantes del mundo urbano.
“Pusimos en marcha tres mesas de trabajo para arrojar luz sobre esta problemática y generar proyectos conjuntos que persigan los mismos objetivos de dinamización de las zonas rurales: repoblación, tecnología y empleabilidad y emprendimiento”, afirma Juan Parodi, responsable de Desarrollo de Negocio de Impact Hub Madrid y director del Laboratorio de Innovación Rural.
“Queremos generar oportunidades en el pueblo y acabar con el falso mito de que aquellos que regresan a sus orígenes rurales para emprender son unos fracasados, una de las grandes barreras de la reactivación del entorno rural”, comenta Parodi. “Vemos muchísimos casos de jóvenes que quieren emprender en sus municipios, negocios que podrían ser exitosos y que no cuajan porque las familias ven ese retorno como una decepción. No se dan cuenta de que en la ciudad no existen tantas oportunidades como se imaginan ni la vida es mejor, porque la competencia es feroz y las condiciones de trabajo son mucho más precarias”, advierte Manzano.
Más de cien organizaciones se dieron cita en la jornada de AlmaNatura, Impact Hub Madrid y la Red Española de Desarrollo Rural (REDR).
Nuevos modelos de negocio
Hoy por hoy, cada vez son menos los pueblos que subsisten gracias a la actividad agrícola y ganadera. “Tienen un peso muy importante, pero no son las actividades predominantes en las zonas rurales. El sector que genera más empleo y riqueza en cifras globales es el turismo rural”, apunta Secundino Caso, presidente de REDR.
La organización que representa lleva unos 25 años gestionando las subvenciones que la UE concede a través de la Política Agraria Común (PAC) para la dinamización de estos municipios. “Son los grupos de acción local los que deciden cómo administrarlas. Un modelo de gestión transversal en el que participan agentes sociales y políticos de cada comarca para decidir qué proyectos pueden ser los más beneficiosos para cada zona”.
España cuenta con unas 235 comarcas rurales, y en estos momentos cada una de ellas cuenta con una subvención aproximada de seis millones de euros. Más de 1.400 millones de euros incluidos en el montante de la última PAC, que han de repartirse entre 2016 y 2021, según explica Caso. “Un poco más del 50% de ese dinero es para los empresarios; si el proyecto es interesante podemos conceder entre el 35% y el 45% de la inversión, hasta 200.000 euros”.
Esto incluye también las primas que se adjudican a trabajadores autónomos que se instalan en estas zonas para ofrecer un servicio no cubierto, “como un veterinario. Damos entre 12.000 y 20.000 euros a fondo perdido con el objetivo de que su negocio pueda arrancar y se mantenga en el tiempo”, explica el presidente de REDR.
Existen muchas otras oportunidades laborales en ámbitos más tradicionales para cubrir las necesidades básicas de los habitantes de las regiones despobladas. “Por ejemplo, en todo lo que tenga que ver con servicios sociales de atención al mayor en sus hogares: fisioterapia, psicoterapia, etc. También en el campo de la traducción y la interpretación en zonas más turísticas, ya que la gente que tiene idiomas ha emigrado y no hay nadie que pueda atender a los turistas que vienen de otras latitudes. Y electricistas, fontaneros, cerrajeros…”, enumera Manzano.
Por otra parte, muchos de los nuevos modelos de negocio que están apareciendo en las zonas rurales tienen mucho que ver con el trabajo en el campo, desde un punto de vista más tecnificado. “Hicimos un estudio de nuevos yacimientos de empleo y se identificaron unos cuantos que no tenían nada que ver con el turismo. Por ejemplo, relacionados con la biotecnología, o con la utilización de drones para ver zonas geográficas ganaderas o extensiones de cultivo”, explica el responsable de AlmaNatura.
Un ejemplo de esta renovación es la compañía Hifas da Terra, una biotech localizada en la aldea pontevedresa de Portamuiños que se dedica a la I+D y la producción de superalimentos a base de setas ecológicas. “También se está trabajando en la realización de proyectos de inclusión social, como Tomates Felices, que genera oportunidades laborales para personas con discapacidad mental a través de la agricultura y la elaboración de productos alimentarios en conserva artesanales”, comenta Parodi.
La llegada del ‘neorural’
Las fuentes consultadas consideran esencial para la dinamización de la economía rural la figura del urbanita que quiere huir de la vorágine de la gran ciudad para asentarse de forma permanente en la tranquilidad del pueblo. “Son los llamados ‘neorurales’, y cada vez son más numerosos”, asegura el portavoz de Impact Hub Madrid.
Su problema para dar el gran salto: la falta de conocimientos del entorno. Para salvar esta barrera, AlmaNatura está preparando la plataforma HolaPueblo.com, todavía en construcción y que podría estar en marcha a finales de 2018. “Nos dimos cuenta de que muchos de los negocios de turismo rural eran dirigidos por ‘neorurales’. Si la gente de la ciudad es la que se va al campo a emprender y a generar nuevas oportunidades de empleo, ¿por qué no facilitar su entrada?”, reflexiona Manzano.
Con este proyecto se busca también ‘captar’ a jóvenes habitantes que revitalicen los municipios sin relevo generacional. “Les apoyaremos con sesiones de mentoring online, con acompañamiento a la hora de montar un negocio y para la búsqueda de financiación. Nuestro objetivo inicial es que, al menos, 25 familias consigan dar el salto”, explica el portavoz de AlmaNatura.
No obstante, para que todas estas iniciativas prosperen se necesita el apoyo de las administraciones públicas. “Tenemos que ser capaces de hacer del mundo rural un espacio agradable para que la gente viva allí, dotar a sus municipios de servicios y contenidos, de carreteras y fibra óptica. Y para ello se debe cambiar el enfoque de las políticas, que desde siempre han estado perfiladas por el Ministerio y las consejerías de Agricultura”, afirma Caso.
Desde su punto de vista, los problemas que afectan a estas regiones son transversales, afectan a todos los ministerios y consejerías. “Necesitamos una visión global por parte de las administraciones públicas, y que todas las partes implicadas en las políticas de dinamización estén presentes en la toma de decisiones. Una sola consejería o un solo ministerio no tiene competencias suficientes para poner proyectos de calado en marcha”.
FUENTE: COMPROMISO EMPRESARIAL vía @GemaLAlbendea