Aunque avanza rápido, la cuarta revolución industrial requerirá décadas para completarse. Es decir, tenemos margen y, como en otras revoluciones industriales, es más que probable que se generen lentamente otros puestos de trabajo a medida que muchos se destruyen. Spoiler: se destruirán bastantes. En 50 años todos viviremos mejor, aunque en el camino será preciso adaptarse.

¿Puedo ser automatizable al 100%?

No, ni de lejos. De momento ninguna máquina ha logrado suplir a una persona en todas sus competencias. Aunque sí en pequeñas fracciones de trabajo repetitivo, aún estamos notablemente lejos de una inteligencia artificial general. Es más, aún no estamos seguros de si podremos crear una.

Sin embargo, imaginemos que instalan en nuestra empresa una máquina capaz de “aliviar” el 5% del trabajo de cada uno de los 100 empleados que actualmente hay contratados. ¿Qué ocurrirá? Es posible que la empresa use esas dos horas semanales “libres” por empleado para invertir en innovación, por ejemplo.

Pero parece probable que si 95 personas pueden hacer el trabajo de 100, cinco serán desplazadas. Y ahí está el problema: se está automatizando todo muy rápido y cada vez hacen falta menos trabajadores para llevar a cabo el mismo trabajo. Hay sectores, como las líneas de fabricación, en las que unos pocos trabajadores terminan por sustituir a muchos cientos, como en el ejemplo de abajo.

Hay otros sectores, como veremos abajo, en los que la inteligencia artificial automatiza funciones pero no desplaza personal. Por ejemplo, la fotografía. Contar con fotografías de mejor calidad, como las que se consiguen gracias a los ajustes automáticos de móviles como el Huawei P30 Pro, no implica que sean necesarias menos instantáneas o fotógrafos.

Entonces, ¿qué parte de mí es automatizable?

Cuando se hablaba en el pasado de automatización, había un esquema definido: los trabajos de cuello azul (trabajadores de fábrica) tenían trabajos repetitivos y eran fácilmente desplazables, mientras que los trabajadores de cuello blanco (licenciados con carrera) no lo eran. El panorama ha cambiado.

Si queremos saber si somos automatizables, necesitamos catalogar nuestras tareas diarias, incluirlas en una lista y clasificarlas como manuales y rutinarias

El patrón sigue ahí, y la probabilidad de automatización se reduce con la formación, pero ahora la realidad es un algo más compleja. En la actualidad hemos de hablar de capacidades cognitivas y rutinarias. Los empleos que solo necesitan habilidades rutinarias apenas han crecido en los últimos 20 años, según un estudio del Federal Reserve Bank de Sant Louis. Las métricas son similares en todo el mundo.

Lo cierto es que la mayoría de nosotros ya hemos automatizado numerosos procesos rutinarios a nuestro alrededor, aunque no pensemos en ello. Por ejemplo, nadie espera encontrarse un ascensorista dentro del ascensor, y cada vez más compradores ven como normal que no haya personal en las cajas de los supermercados.

El gráfico de arriba puede hacernos pensar en nuestro tipo de empleo y en las características que hacen falta para su desempeño. También darnos algunas pistas de hacia dónde va el mercado laboral y la economía, y si nos va a arrastrar con él hacia arriba o vamos a resultar prescindibles al no poder aportar nuestras habilidades a la sociedad. Veamos algún ejemplo.

Analiza tu trabajo con este pequeño test

Si queremos saber si somos automatizables, no debemos caer en la trampa de pensar que nuestro trabajo no puede hacerlo un robot. Ya hemos visto que basta con un pequeño porcentaje de automatización para desplazar trabajadores. De modo que necesitamos catalogar nuestras tareas diarias, incluirlas en una lista y clasificarlas como manuales y rutinarias.

Pongamos un ejemplo con un empleo clásico de temporada en España: camarero de mesa en un local de restauración. ¿Es automatizable?Recopilamos y analizamos las habilidades que hacen falta para el puesto, tales como preparar mesas, recibir a los clientes, cantar la carta y resolver sus dudas, memorizar la comanda, pasarla a cocina, llevar la comida a las mesas o cobrar, entre otras.

Después de dar un puntaje (subjetivo, sí, pero aproximado) a cada tarea en función de si es rutinaria y manual, plasmamos en un gráfico X-Y tantas tareas como seamos capaces de analizar. El punto rojo marca la media, y el sombreado cómo de automatizables seremos.

Esto se puede hacer en una hoja cuadriculada, no es necesario Excel. Pero, como sospechábamos, las habilidades globales para este puesto de trabajo están escoradas hacia la rutina salvo quizá en la interacción social con el comensal. Y los estudios científicos aportan un resultado similar.

Si no queremos construir nuestro pequeño experimento en forma de tabla, la web Will Robots Take My Job puede ayudarnos. Al introducir la categoría Waiters and Waitresses, observamos que tiene un 94% de probabilidades de automatización en los próximos 20 años. Para conductores (Taxi Drivers and Chauffeurs), una profesión también bastante extendida, la tasa es del 89% debido a la conducción autónoma.

Algunas profesiones de difícil automatización

Otras profesiones resultan bastante difíciles de automatizar. En ellas la tecnología de ahorro de tiempo y la inteligencia artificial complementa más que desplaza. Los profesores, por ejemplo, rondarán el 1% de probabilidad de desplazamiento en 20 años.

La mayoría de nosotros tendrá que estudiar y formarse durante el resto de su vida debido al entorno continuamente cambiante. Las habilidades “humanas” o “sociales” son una apuesta de futuro

El porqué resulta evidente: aunque logremos cambiar la educación, seguirán haciendo falta acompañantes para el estudiante, y de hecho se ve la automatización como un factor liberador de tiempo, para que el mismo profesor pueda acoger a grupos más reducidos de alumnos.

Los veterinarios son otra profesión de baja automatización (4%), al igual que los psicólogos (0,4%). Si analizamos estas profesiones, nos damos cuenta, no solo de que sus tareas no pueden definirse como rutinarias, sino que además requieren de cierta empatía, espíritu crítico, gran capacidad de adaptación a entornos cambiantes y habilidades como la persuasión. Es decir, sociales.

Si toca formarme, ¿por dónde empiezo?

Uno de los grandes problemas de la cuarta revolución industrial es la cantidad de puestos laborales que desplazará en muy poco tiempo. ¿Cómo formas en unas décadas al 20, 30 o 40% de la población? Será muy difícil en un margen tan corto, y sistemas capitalistas alternativos, como la Renta Básica Universal, se barajan por parte de varios gobiernos debido a sus resultados positivos.

Pero la mayoría de nosotros tendrá que estudiar y formarse durante el resto de su vida debido al entorno continuamente cambiante. Como ya hemos comentado, las habilidades “humanas” o “sociales” son una apuesta de futuro. Tal y como decía el informe del COTEC, merece la pena invertir en valores que humanicen el trabajo ahora que la parte mecanizable estará cubierta.

Psicología, atención a las personas, trabajo social, emprendimiento, educación, ocio, comunicaciones, actividades sanitarias y servicios sociales son algunas de las áreas con mayor crecimiento en el futuro.

Y, si hablamos de habilidades de mercado, la lista del Bureau of Labor Statistics resalta, en orden: razonamiento inductivo, sensibilidad al problema, razonamiento deductivo, fluidez de ideas, originalidad, expresión escrita o expresión oral, entre otras; mientras que precisión de control, velocidad dedo-muñeca o visión periférica serán poco o nada valoradas.

El camino está dibujado (a lápiz) y la automatización ya ha empezado. Tenemos años o décadas para prepararnos, y ya tenemos las herramientas para saber si somos o no automatizables. Ahora depende de nosotros cambiar y adaptarnos.

 


 

FUENTE: por Webedia Brand Services 

VER + EN: https://iahuawei.xataka.com/como-puedo-saber-soy-automatizable-para-empezar-a-reinventarme-como-profesional/

 


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